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Puede que hoy la estadística dé un respiro a algunos. El inicio de la
campaña agrícola en sectores como la cereza o la parada por recarga que
está llevando a cabo la Central Nuclear de Almaraz deberían haber
contribuido a contener el aumento del desempleo en Extremadura durante
el último mes. Puede que incluso se haya reducido el paro en estas
semanas y que cientos de extremeños estén tomando aire gracias a estos
trabajos temporales en el campo o la industria energética. Pero las
cifras que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social publique hoy
seguramente no supondrán ningún consuelo para las casi 160.000 personas
desocupadas que tiene la región. Ese drama, el del paro, es aún mayor
para los 53.000 extremeños que llevan más de un año sin encontrar una
oportunidad laboral y que además no cobran ninguna prestación por
desempleo, bien porque ya la han agotado o bien porque no han cotizado
lo suficiente en los últimos años como para tener derecho a ella.
El paro de larga duración es un problema sobre el que los sindicatos
ponen el acento. Su calado es tan profundo que la administración ha
entendido que son necesarias medidas para intentar ponerle coto. De ahí
que la Junta haya impulsado ya algunas iniciativas orientadas a este
sector de la población activa dentro de su Plan de Acción Integral de
Empleo, Emprendedores y Empresas --el conocido como Plan 3E--. Entre
ellas, aparecen subvenciones a empresas y ayuntamientos y talleres de
empleo dirigidos exclusivamente a este colectivo. Precisamente un
documento del Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe) sobre el
número de posibles beneficiarios de estos talleres cifraba --hace un par
de meses-- en 53.000 los parados de larga duración sin ninguna
prestación en Extremadura. Según los datos que maneja la Asociación de
Grandes Empresas de Trabajo Temporal (AGETT), ésta es la región donde
este problema más
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