Hace
unas horas el estado sionista de Israel bombardeó una escuela de la agencia de
la ONU, la UNRWA, en donde se refugiaban personas desplazadas, matando a 27
según las informaciones de la prensa internacional. De este modo, el sionismo
sigue día a día la estela criminal que desde hace 7 u 8 meses comenzó con
dramática virulencia contra los palestinos.
Ante
tanta aberración criminal los gobiernos occidentales se limitan a echar
lágrimas de cocodrilo, pero no hacen absolutamente nada para detener estas
masacres que están cometiendo diariamente los asesinos sionistas. La última
mascarada que hace el estado español es la aprobación del estado palestino, pero
de inmediato para no enfadar a Netanyahu le dan palmaditas en la espalda para
que no se moleste por tal proclamación, a fin de cuentas, la misma no sirve
para nada. Rápidamente, Pedro Sánchez y sus ministros se dirigen a este criminal
sionista indicándole que no se moleste que todo sigue exactamente igual, que
puede seguir cometiendo tropelías en Palestina, que no se van a cambiar para
nada las relaciones comerciales y militares, todo sigue exactamente igual, pues
por encima de todo España es amiga de Israel.
La
aprobación de un estado palestino al igual que otras resoluciones, acuerdos o
manifiestos de los organismos internacionales no tendrá efectos prácticos
alguno, no evitará que puedan proseguir los bombardeos y las excursiones para matanzas
humanas en los territorios palestinos.
La
aprobación de esta pantomima ni siquiera vale para venderse como progresista
ante un mundo que cada día rechaza masivamente estas inmolaciones; los
gobiernos se ven obligados a practicar esta farsa teatral a sabiendas de que no
tiene efectividad alguna para detener la ferocidad asesina del régimen sionista;
no obstante, les conviene ofrecer una imagen de suave displicencia ante estos
horrores del sionismo que les viene bien para su estabilidad política y
electoral. En todo caso, es una decisión gubernamental que propicia una
abundante propaganda de los medios de comunicación imperialistas para normalizar
y dar una visión ante el mundo que lo que está ocurriendo es una guerra, son
intervenciones militares, entre dos estados.
Los
gobiernos occidentales dejan de lado las medidas efectivas que podrían tener
algún efecto en la paralización del estado sionista, ni mencionar la anulación
de las relaciones comerciales y militares con la eliminación de la compra y
venta de armas. No hay una acción efectiva que obligue al sionismo a detener su
violenta maquinaria destructiva.
No
tiene eficacia esa declaración cuando Israel lleva ya muchas décadas
apropiándose del territorio de Palestina, matando palestinos, destruyendo sus
viviendas y sus modos de vida; no tiene mucho sentido una aprobación así cuando
el sionismo se ha apropiado ya más del 80 o 90 % del territorio de palestina, y
su claro objetivo es el exterminio de la población palestina. El mundo
occidental, entre ellos España, aprueba que los palestinos formen un estado en
el territorio que les queda, algo así como el 14 % del territorio de lo que era
Palestina, en donde viven 2 o 3 millones de personas en una especie de cárceles
abiertas; ahora, se les dice a los sionistas, quedaros con lo que tenéis y
dejar en paz a los palestinos, y a estos, quedaros con lo poquito que os damos
para que nos os metáis con los sionistas y viváis feliz en vuestras cárceles al
aire libre.
El
estado de Israel no tiene derecho a su defensa, es un estado ocupante, invasor
de un territorio que le proporcionaron las potencias occidentales después de la
I guerra mundial, una vez que pasó a manos de Inglaterra después de la derrota
del imperio otomano; las potencias occidentales que habían vencido en la II
guerra mundial concibieron Palestina como el lugar más adecuado por razones
artificiales de carácter político y religioso en dónde podían concentrar a una
población de judíos que repudiaban en sus territorios.
Los
gobiernos occidentales no tienen interés en la desaparición del estado ocupante
de Israel, ni que se vaya de un territorio que no le pertenece, es algo que ha
venido haciendo el occidente colectivo a lo largo de la historia. Tampoco hay coraje
y arresto en los organismos internacionales para exigir y trabajar por crear un
único estado en el territorio natural de Palestina en donde puedan vivir en paz,
árabes, judíos y personas de cualquier raza, sexo o religión.
Sin
embargo, mientras exista el imperialismo norteamericano ninguno de los países
de su esfera de influencia en Europa va a exigir nada de eso, puesto que el
estado de Israel es una plataforma militar necesaria para controlar los ricos recursos
naturales de la zona, para controlar los estrechos que permiten el transporte
de gas y petróleo de modo barato al mundo occidental, en resumen es una
plataforma militar del imperialismo para controlar el oriente medio y seguir
con el saqueo de sus recursos.