No
podemos bajar la guardia en la lucha contra las políticas de los gobiernos regionales y estatales que sirven a la burguesía y están contra el pueblo trabajador.
A
pesar del calor que dificulta nuestro quehacer diario, no podemos dejar de
parar ni un instante y seguir en la calle reclamando toda una serie de
cuestiones imprescindibles para un mínimo bienestar.
Las
autoridades políticas, la Junta de Extremadura y el gobierno de España tienen
que intervenir para controlar esta subida imparable de los precios que está
empobreciendo a las familias trabajadoras y enriqueciendo mucho más de lo que
ya es a la minoría rica de este país.
Las
grandes empresas y los bancos se están forrando a costa de las gentes más
humildes que están sufriendo verdaderas dificultades para hacer frente a los
costos de la bolsa de la compra de los alimentos, la energía, la gasolina, etc.
y en general a todas las cosas que se necesitan para la vida.
La
única solución para este robo permanente es que el Estado tome el control de estas grandes empresas que nos están saqueando y las ponga al servicio del pueblo trabajador. Es la única
solución, de otro modo todo irá a peor para la gente más humilde.
Cada
día se destaca más blanco sobre negro la necesidad de una banca en manos del
Estado y de la Junta de Extremadura que acabe con el robo cotidiano a las que
nos someten las instituciones financieras que entre comisiones, descubiertos, y
otras zarandajas se lo están llevando calentito, y además, informatizan y
automatizan las operaciones bancarias para obtener más beneficios, reduciendo
el personal de sus oficinas y dificultando de este modo las tramitaciones
administrativas a las que necesita acceder la población, o se van de las
localidades quedando cajeros que la Diputación de Badajoz tiene que mantener y sostener con dinero público.
Las
ayudas que está anunciando el gobierno no son nada más que pura propaganda; son
migajas para obtener réditos electorales y aparecer ante la opinión pública
como defensor del pueblo, así no vamos a ningún sitio ni se resuelve la vida de
nadie, además las enormes trabas burocráticas obligan a que muchas personas
tengan que desistir de las solicitudes de este tipo de ayudas.
En
vez de todas estas miserias necesitamos un gobierno al servicio del pueblo que
ponga en marcha políticas de empleo que den salidas laborales en diferentes
campos de actividad, con un amplio abanico de políticas públicas que
pueden organizarse en la construcción de viviendas e infraestructuras sociales,
en la mejora de los servicios públicos, en la producción de alimentos con una
reforma agraria que el campo está pidiendo a gritos y que evite el vaciamiento
del mundo rural y la ruina de muchos pequeños agricultores.
Necesitamos
que la Junta de Extremadura se haga cargo de las viviendas en manos de los
bancos, y simultáneamente organice un verdadero plan de construcción o
adquisición de las muchas viviendas en venta para destinarlas al alquiler
social y de este modo satisfacer la fuerte demanda existente.
Las administraciones públicas tienen que incrementar las ayudas sociales, renta básica extremeña, subsidios,
pensiones no contributivas hasta los 1.200 euros o hasta cantidades que
permitan hacer frente a las necesidades que nos impone una vida digna. Las miserias y migajas que se conceden, con las que se lava las manos el Estado y la Junta, no pueden resolver los problemas que acarrean la precariedad laboral y la exclusión social que penetran con toda rapidez en la vida de cada vez más extremeños y extremeñas.