jueves, 22 de abril de 2021

EL PARLAMENTARISMO INÚTIL Y LOS PARTIDOS DE EXTREMA DERECHA

 

La crisis del capitalismo resulta agravada por la pandemia del Covid-19. La tasa de ganancia del conjunto de los capitales invertidos disminuye, pero su readaptación es rápida y para ello proceden a una reorganización productiva con los fondos europeos y las enormes ayudas de los Estados que se acompañará de un despido masivo de trabajadores y trabajadoras.

La reproducción ampliada del capital implica la intensificación de la explotación de las clases trabajadoras, a la vez que se aprovechan todos los recursos económicos del Estado, tal y como estamos viendo en esta crisis del coronavirus.

La burguesía y sus representantes políticos reclaman leyes para no pagar impuestos y reducir los servicios públicos, pero se encuentran con la contradicción de que la supervivencia de sus capitales requiere de la disposición de un instrumento que responda a sus intereses; en definitiva, un Estado fuerte que resuelva sus problemas con subvenciones millonarias, ayudas (los ERTES) y todo tipo de exenciones tributarias.

Los grandes monopolios para asegurar todos los privilegios que le proporcionan la riqueza y el dinero quieren el control absoluto de los diferentes aparatos de coerción del Estado, pero también de la cultura, la educación y en general de todo lo que es ideología.

Los poderosos que se sientan en los consejos de administración de multinacionales como Endesa, Iberdrola, telefónica, Repsol, Monsanto, etc. subordinan a los gobiernos y partidos políticos para asegurar que el modo de producción de bienes y servicios que tenemos es el único y posible para disfrutar del paraíso terrenal.

De este modo, nos encontramos con un parlamentarismo y una actividad política de carácter publicitario y teatral, de discusiones y enfrentamientos inútiles, sin soluciones prácticas para los sectores sociales más desfavorecidos.

En medio de este conjunto de circunstancias se olvidan y diluyen las necesidades vitales de buena parte de la población, y son el caldo de cultivo en el que se generan las condiciones y se abra camino la influencia social de partidos políticos fascistas y racistas, que tienen su razón de ser en el odio y el desprecio a otros seres humanos haciendo una extraordinaria labor a los intereses de la oligarquía de este país.