sábado, 4 de mayo de 2024

PEDRO SÁNCHEZ Y EL CIRCO DE LA DEMOCRACIA.

 


El circo de la democracia en España ha alcanzado su punto más alto en esta última semana en la que Pedro Sánchez se tomó cinco días para pensar si seguía o no al frente del gobierno. Todas las fuerzas políticas que por un motivo u otro viven a rebufo de su gobierno, con mayor o menor intensidad SUMAR, IU, ERC, JUNTS y los sindicatos del régimen CCOO, y UGT, salieron en tromba a defenderle como ejemplo de héroe que se bate en defensa de la democracia, resistiendo contra la derecha y la extrema derecha que expanden sus garras y vienen a por todos nosotros.

Hay que tener en cuenta que el caldo de cultivo para que la derecha y la extrema derecha adquieran cierta fuerza se lo está proporcionando Pedro Sánchez. Si la derecha se envalentona es porque las políticas públicas que determinan muchos aspectos de las condiciones de vida, laborales y sociales van contra la mayoría de la población. El resultado global es que hay un empobrecimiento generalizado en las clases trabajadoras, mientras que las grandes entidades bancarias y empresariales aumentan sus beneficios.

En esta semana hemos conocido como el sector financiero español ganó en 2023 la misma cantidad de dinero (28.084 millones) que el Estado emplea en dos presupuestos anuales en los servicios públicos de Sanidad, Educación y Cultura. El gobierno permitió que tras el simbólico “impuesto a la banca”, los bancos españoles reaccionaran tranquilamente subiendo un 9% las comisiones, e incrementando el margen de intereses. El caso es que, en un solo trimestre del 2024, los seis grandes bancos españoles han ganado una suma casi 7.000 millones de euros que iguala el presupuesto de la Sanidad del país.

 

También, conocemos que sigue la concentración bancaria, el BBVA y el Sabadell negocian su fusión al objeto de crear un banco más poderoso que junto al Santander, La Caixa y BBVA, controlarán la mayor parte del negocio bancario en nuestro país. De aquí que se entienda que los grandes propietarios del dinero y de los medios de producción estén contentos con el gobierno de Sánchez.

 

Otro motivo que tranquiliza a las grandes empresas de este país lo proporciona la Agencia Tributaria, cuyos datos dan a conocer que mientras unas 140 empresas de más de 5.000 trabajadores pagan por el impuesto de sociedades, si acaso el 3 % de sus beneficios, el resto de pequeñas y medianas empresas pagan algo más del 11 %.

 

Sin duda estas circunstancias hacen que los consejos de administración de las empresas del IBEX estén muy contentos con Pedro Sánchez y no quieran otro gobierno, pues este es quien mejor proporciona la paz social y la tranquilidad laboral en sus empresas, con unos sindicatos CCOO y UGT a sus pies, perfectamente anulados en sus capacidades reivindicativas gracias a unas direcciones sindicales siempre dispuestas a negociar y aceptar los planes patronales.

 

De tal modo que por mucho que nos vendan sobre las subidas salariales y el incremento del SMI, el hecho es que hay una pérdida de capacidad adquisitiva en la clase obrera, resultado de un incremento de la explotación laboral en las empresas facilitada por la reforma laboral muy favorable a los intereses de la patronal, aprobada por la ministra de trabajo, Yolanda Díaz.

Estos cinco días han servido para dar un chute de energía política a un partido en franca decadencia que después de sus fracasos electorales y su tendencia a una pérdida de peso político necesitaba ponerse en pie para afrontar con ciertas garantías las políticas del gran capital y llevar a efectos la ejecución de los recortes que le ha encomendado la UE.

Las conclusiones expuestas en los medios de comunicación por el presidente del ejecutivo después de estos cinco días de reflexión están sintetizadas en avanzar en una regeneración democrática y frenar a la derecha. Estas propuestas no pueden ser efectivas sino se materializan en la mejora de las condiciones de vida de la población trabajadora; entre otras, deteniendo la escalada de los precios, controlando a las grandes empresas y el negocio bancario, derogando la ley mordaza que sigue funcionando como instrumento represivo contra la libertad de expresión y manifestación, destinando a la mejora de los servicios públicos los presupuestos destinados a la guerra y regularizando la situación legal de los inmigrantes y mejorando los centros de acogida que hoy tienen un parecido importante a pequeños campos de concentración.

Tampoco va a detenerse la ofensiva de la derecha mientras encuentre el apoyo suficiente en los diferentes aparatos del estado, policial, judicial, administrativo, militar, que mantienen una ideología y unas prácticas heredadas del período franquista que aún condicionan con mucha fuerza su funcionamiento. No se puede llevar a cabo una regeneración democrática sin la necesidad de transformar a fondo estas instituciones que aún hoy sirven a intereses del pasado que no son propios de una democracia burguesa.