viernes, 9 de febrero de 2024

LOS TRACTORES Y LA UNIÓN EUROPEA

 

Lo que se está denunciando en las carreteras extremeñas son las Políticas Neoliberales de la UNIÓN EUROPEA elaboradas por políticos conservadores, reaccionarios y progres, que NO piensan en resolver las necesidades de las poblaciones trabajadoras sino en SERVIR a los grandes magnates de la industria y de la agricultura.

 

La Unión Europea es una herramienta al servicio de los grandes Monopolios, de las grandes corporaciones bancarias y de los latifundistas.

 

Los negocios y los acuerdos comerciales de la UE benefician en España a una minoría social que es la que se sienta en los Consejos de Administración de Mercadona, Carrefour, Endesa, Iberdrola, Naturgy, y todo un conjunto de VIVIDORES PARÁSITOS que ocupan las treinta y tantas plazas del IBEX en Madrid.

 

La UE está financiando guerras, empleando miles de millones de euros para las matanzas humanas en UCRANIA y en PALESTINA, en vez de emplear esas cantidades monstruosas de euros en apoyar y ayudar a que las poblaciones de Europa vivan mejor, con más empleo, con más viviendas y con mejores servicios públicos.

 

Los gobiernos aplican recortes y recortes a todos los grupos sociales para satisfacer las necesidades militaristas y las guerras que el Imperialismo está imponiendo, ahora son los agricultores, pero mañana serán los obreros, pasado los pensionistas, y los jóvenes. Es el enfrentamiento entre el CAPITAL y el TRABAJO que como decía el llamado Oráculo de Omaha»,​​ el rico inversor y empresario Warren Buffett por ahora vamos ganando los capitalistas. ¡¡No los dejemos por mucho tiempo!!.

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jueves, 8 de febrero de 2024

LAS POLÍTICAS LIBERALES DE LA UNIÓN EUROPEA CONDICIONAN NEGATIVAMENTE LA VIDA DE LAS POBLACIONES TRABAJADORAS

 

En estas movilizaciones volvemos a observar a los sectores políticos y sociales más conservadores y reaccionarios intentan aprovechar estas situaciones
para hacerse con el control ideológico del movimiento de lucha agrícola. Desde la derecha mediática se lanzan bulos que tienen un fácil anclaje ideológico en momentos de tensión social. Así, no es de extrañar que algunos aspectos de las políticas medioambientales rechazadas por el campo sirvan para establecer la negatividad del conjunto de aquellas y se condene sin tapujos al ecologismo, del mismo modo, se condena la penetración de productos agrarios y ganaderos procedentes de Marruecos y de terceros países para alzar el nacional chovinismo español hasta límites racistas o xenófobos sin tener en cuenta que aquellas producciones son de grandes empresas españolas que operan en esos países o mentir acerca de la destrucción de presas para eliminar barreras en los ríos y agravar la sequía que dicen está haciendo el gobierno; en definitiva, cuestiones que no pueden parecer fantasmagóricas pero que tienen una incidencia real en la transmisión de mensajes políticos.

 A este interés de la derecha en dirigir los movimientos de rebeldía agraria se une el abandono y la renuncia de sectores obreros y populares y de algunos partidos llamados de izquierda que consideran que no tienen nada que hacer, que ni les va ni les vienen las reclamaciones de este sector. Al contrario, recuerdan las dificultades que ponen algunos propietarios agrícolas para pagar los salarios y cumplir las condiciones laborales de los convenios colectivos en el campo.

Sin embargo, la realidad es que el conjunto de los agricultores, especialmente los productores más pequeños están sufriendo el empobrecimiento, la precariedad y las dificultades económicas que también asfixian a los sectores obreros. Todas estas penurias e injusticias son el resultado de las políticas que aplican las instituciones de la Unión Europea claramente al servicio de los intereses de las burguesías nacionales respectivas. La lucha contra el sistema capitalista requiere la unidad y conjunción de las clases trabajadoras, del proletariado y de los campesinos.

Como estamos comentando las movilizaciones de los agricultores responden a las políticas liberales que se dictan desde Bruselas que los gobiernos nacionales aplican con una fidelidad tal como si estuvieran grabadas en piedra. Estas políticas sirven a los intereses de los capitalistas dueños de las industrias, a los monopolios y corporaciones que controlan las semillas, los abonos, los fertilizantes, las maquinarias, el dinero, y en general las materias que necesitan los agricultores para producir. La UE viene a ser la representante en Europa de los grandes capitalistas y monopolios que saquean y extraen las riquezas y el sudor de campesinos y proletarios.

Muchas de las grandes empresas producen y traen las materias primas a los países europeos procedentes de terceros países en donde los controles fitosanitarios y de otras características son muy inferiores a los que se realizan en los países europeos. Por tanto, la condena a Marruecos u otros países pobres oculta la falsedad de que quien produce allí y se aprovecha de los bajos costes de la producción son grandes compañías españolas, Mercadona y otras.

Los problemas que sufren los agricultores están directamente ligados a los que sufre el conjunto de la población trabajadora. El empobrecimiento generalizado de esta como consecuencia de las subidas de los precios de los alimentos procede de la manipulación de las grandes compañías distribuidoras y de las grandes superficies, que pagan precios ridículos e irrisorios a los agricultores mientras que ellas encarecen los precios hasta obtener obscenos beneficios. De este modo sus ganancias aumentan año tras año, mientras que los campesinos se precarizan, abandonan sus tierras y la clase obrera se empobrece a marchas forzadas.

Los sectores políticos y los medios de comunicación de la derecha instrumentalizan estas situaciones de manera muy provechosa para sus intereses políticos y sociales, culpando a los ecologistas y a terceros países de muchos de los problemas que sufre el campesinado. 

La derecha y la socialdemocracia permanecen en silencio y no denuncian que la Unión Europea está destinando miles de millones de euros a armar al ejercito nazi ucraniano para pelear contra Rusia, y a su vez, colaborando con el ente sionista que masacra a la población palestina. El mundo occidental civilizado y democrático se implica en las matanzas humanas, pero se olvida de las necesidades de sus poblaciones trabajadoras.

Este estado de cosas pone de manifiesto que dentro de los límites del capitalismo las poblaciones trabajadoras tendrán que soportar continuamente problemas económicos de paro y precariedad. Los agricultores no serán dueños de sus producciones para lograr un bienestar ni se alcanzará la soberanía alimentaria para el conjunto de las poblaciones trabajadoras hasta que no seamos capaces de acabar con las estructuras capitalistas, con los límites que impone este sistema al justo desarrollo humano.

Las contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la propiedad privada de los medios de producción seguirán dando lugar a problemas de todo tipo, impidiendo que los seres humanos avancemos a un estado de mayor satisfacción personal y colectiva. Por eso es hora de la unidad y organización para acabar con un sistema criminal que destroza vidas humanas, fuerzas productivas y nos enreda en el círculo del engaño y la mentira. Valga como ejemplo lo que indica Fonsi Loaiza en X, el aceite dde oliva se ha encarecido en un 115 % en los últimos años en España. El fondo buitre BEKA FINANCE se hace de oro con el negocio del aceite. El presidente de honor de este fondo es MIGUEL ARIAS CAÑETE, ministro de agricultura con el PP en tiempos de Aznar

martes, 6 de febrero de 2024

UED-PSLF EN APOYO A LAS MOVILIZACIONES DE LOS AGRICULTORES

 

Desde UED-PSLF apoyamos las luchas que llevan los agricultores en Europa y los agricultores españoles puesto que la mayor parte de la problemática que tienen unos y otros son de las mismas características.

 El sector denuncia la caída de los ingresos, las bajas pensiones, la complejidad administrativa, la inflación de las normas ambientales y la competencia extranjera, y especialmente el acuerdo que negocian la UE y los países del Mercosur. También indican que les perjudica la competencia de importaciones más baratas y producidas con menores normas medioambientales. Aunque los precios de los alimentos se han disparado estos dos últimos años, esta ganancia inesperada sigue siendo acaparada por industriales, supermercados y comerciantes que especulan con los precios agrícolas: entre fines de 2021 y el segundo trimestre de 2023, según las estadísticas oficiales el margen bruto de la industria alimenticia pasó se incrementó casi un 20 %.

Muchos agricultores venden sus productos a pérdida denunciando que la ley de la Cadena Alimentaria no se cumple. Los costes de producción que castiga a los agricultores, especialmente a los más pequeños, depende en buena medida de las multinacionales que controlan el monopolio de la venta como proveedores de productos fitosanitarios, fertilizantes, semillas y equipos agrícolas. Últimamente los precios han escalado por las políticas europeas sometidas a las decisiones de EEUU en factores externos, como la guerra de Ucrania, pero también por puro afán de lucro.

Así pues, los agricultores dependen en buena medida del goteo de subvenciones: ayudas a la inversión, ayudas a la renta de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE basadas en el número de hectáreas cultivadas o en el tamaño del rebaño que beneficia muy especialmente a los grandes propietarios de tierras.

La UE está ultimando acuerdos de libre comercio con el Mercosur. Frente a las granjas industriales de Brasil y Argentina en producciones agrarias y ganaderas, con las que nadie puede competir, excepto las grandes empresas. Es un hecho que ciertos países utilicen antibióticos, hormonas de crecimiento, pesticidas y todo tipo de productos prohibidos en Europa lo que está vagamente reconocido por la Comisión Europea, pero sin mucha concreción. Por último, la UE está acelerando constantemente la integración de Ucrania, a la que concede plena libertad para la venta de sus producciones agrícolas, cuyos productos han invadido los mercados hundiendo la economía de Polonia y Hungría.

Además, los agricultores se oponen especialmente a las nuevas normas medioambientales de la UE, como la estrategia europea «de la granja a la mesa» y el «Pacto Verde». La primera pretende garantizar que el 25% de las tierras de cultivo sean ecológicas para 2030, mientras que el segundo plan ya ha sido en gran parte desmantelado. La UE quiere resolver los problemas de la productividad que cada día se presenta con más fuerza debido al agotamiento del suelo, el cambio climático, el aumento de las epidemias y la crisis de la biodiversidad con el progreso técnico, ya sea en forma de drones, digitalización, mega granjas, robotización u organismos genéticamente modificados.

Por tanto, UED- PSLF apoya las reclamaciones planteadas POR LOS AGRICULTORES, exigiendo:

Que se tomen las medidas adecuadas por el gobierno para recuperar y garantizar nuestra soberanía alimentaria.

Además, a las Comunidades Autónomas se les demandan reformas urgentes que simplifiquen los trámites burocráticos que ahogan a los profesionales del campo.

Que se frene la especulación y la compra de tierra que están realizando los fondos de inversión y agentes fuera del sector agrario.

Que se facilite, mediante mecanismos voluntarios, el acceso a la tierra a los jóvenes y nuevos agricultores, así como a aquellos que tienen una base territorial inferior a la media de su sector productor.

El replanteamiento de la instalación de energías renovables en terrenos agrarios en donde se arrancan viñedos y olivos.

Un Plan de Seguros Agrarios como herramienta de garantía para las rentas del sector

Po último desde PSLF consideramos transcendental la unidad de todo el sector, si se quieren vencer las resistencias del gobierno y de los grandes monopolios a las necesidades de los agricultores para lograr unos beneficios adecuados a su trabajo.

 

 

 

 

 

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