viernes, 6 de marzo de 2015

El laicismo: Una urgencia democrática y una salida para la crisis


El laicismo no es un ideal de confrontación, sino de concordia.

Los tres principios básicos del laicismo –la libertad de conciencia, la igualdad de trato de toda la ciudadanía, y el interés general como única razón de ser del Estado y sus instituciones– son los tres principios básicos sobre los que se levantan los cimientos de la democracia. Ninguna democracia es completa si existe discriminación por motivos religiosos, sexuales, de género o de otro tipo.

En una democracia laica y republicana, los individuos son ciudadanos de pleno derecho y deber, independientemente de sus distintas particularidades.
La creencia religiosa y la adhesión a una iglesia determinada es una opción particular, que nunca puede ser de interés general. De igual forma ocurre con la opción atea, que siempre es particular. Hay quienes creen en instancias sobrenaturales, hay quienes no creen, y hay quienes se definen agnósticos. Todas las opciones caben dentro de un Estado laico, en la medida en que se garantice la libertad de conciencia de toda la ciudadanía sin discriminaciones. 

 Europa Laica lleva varios años exigiendo derogar la actual “Ley de libertad religiosa” de 1980, y sustituirla por una Ley de Libertad de Conciencia (el texto de la propuesta fue presentado en marzo de 2009 a los grupos políticos con representación parlamentaria). El concepto de “libertad de conciencia” abarca todas las posibilidades espirituales de los individuos no solo reales, sino también posibles. Establece la neutralidad del Estado y sus instituciones en materia religiosa, y la eliminación de cualquier privilegio de cualquiera de ellas sobre las demás. Solo así se puede llegar a conseguir un estado democrático genuino, que en definitiva es un Estado que se identifica con los principios del laicismo y del republicanismo. El interés general está por encima de los intereses particulares de unos u otros.

En España es la Iglesia católica la que disfruta de toda una serie de privilegios ilegítimos que contradicen frontalmente los principios democráticos de los que hemos hablado. Esos privilegios son de carácter económico, simbólico, político, jurídico y social. Vienen avalados por una serie de leyes que se han ido enquistando en el patrimonio legislativo español desde la época del franquismo hasta nuestros días, hasta el punto de que los acuerdos del 3 de enero de 1979 con la Santa Sede no hacían más que ratificar las disposiciones del Concordato que firmara Franco en 1953, que aún sigue en vigor.

Por otra parte, el laicismo, además de una exigencia democrática urgente, puede ser igualmente un punto de partida ineludible para la salida de la crisis que vivimos en nuestro país. Si tenemos en cuenta que las crisis económicas en general no son solo económicas, sino también políticas, sociales, y morales, es fácil colegir que un sistema jurídico-político más justo y legítimo puede contribuir a generar confianza en la ciudadanía, en la medida en que supone una restitución de la vocación política a lo público, lo que es de todos, y no solo de algunos.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Cristóbal Torres Fernández será el candidato a las elecciones municipales por OPPDP




 
 
Cristóbal Torres Fernández será el candidato a las elecciones municipales por la ORGANIZACIÓN POLÍTICA PARA LA PROMOCIÓN Y DEFENSA DE LO PÚBLICO (OPPDP). Es Diplomado en Magisterio de Lenguas Extranjeras (Inglés) (Universidad de Extremadura y Cardiff University), Licenciado en Pedagogía (Universidad de Sevilla y Universidad de La Laguna) y Grado en Educación Primaria (Universidad de Sevilla).

En la actualidad trabaja de  Profesor en la Universidad de Sevilla en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación y Pedagogía Social, en dónde realiza su tesis Doctoral; además es licenciado en Pedagogía y ha realizado un número importante de Máster en Universidades Españolas e Internacionales relacionados con la Educación y  con la Lengua Inglesa en Universidades internacionales. 


Desde nuestro punto de vista, el Ayuntamiento es un instrumento fundamental para cambiar las cosas en beneficio de las clases populares, en unos momentos en los que las clases ricas se llevan todos los beneficios de la producción social.

Entendemos que los representantes municipales deben dirigir un movimiento vecinal que recupere los servicios públicos de calidad, así como proponer objetivos que vayan en la dirección del cooperativismo y la economía social.
Somos gente sencilla, humilde y transparente que tenemos un objetivo común: cambiar la situación que tenemos actualmente.

Algunas de nuestras líneas de trabajo son las siguientes:

1.- El ayuntamiento tiene que ser un instrumento al servicio de la población para la defensa de planes de empleo e inversiones públicas, de servicios públicos de calidad como la educación, sanidad y dependencia.

2.- Hay que cambiar el modelo de utilización de los fondos que vienen en los diferentes planes de empleo y que se deben orientar a la creación de puestos de trabajo fijo. 

3.- El ayuntamiento tiene que fomentar el cooperativismo y la economía social entre los trabajadores en paro, en actividades relacionadas con la agricultura, los servicios o la industria. 

4.- Hay que garantizar unos suministros básicos de luz y de agua  a la población, para lo cual a nadie se le debe corte la luz o el agua.

5.- Las contrataciones de personas en paro para las diferentes tareas municipales deben estar regidas y controladas con la participación directa de los propios trabajadores

6.- Los comedores escolares deben funcionar de tal manera que ningún niño o niña carezca de las tres comidas al día en todo el año.

7.- Las cuestiones relevantes para la localidad se tienen que resolver por  consultas ciudadanas, como por ejemplo, la venta del suministro de agua.
Estas son nuestras ideas, sencillas, concretas y realistas. Iniciamos nuestra andadura con toda la ilusión por delante y queremos que formes parte de este bonito proyecto que pretende luchar por nuestros derechos básicos. Ya nos han pisoteado bastante, ya han destrozado nuestros derechos, por eso tenemos que organizarnos y luchar con lo único que no nos han arrebatado: nuestra dignidad.