viernes, 29 de mayo de 2020

EL RÉGIMEN MONÁRQUICO HACE AGUAS. ESPACIO INDEPENDIENTE 358


 Una exigencia democrática fundamental: romper los consensos con los herederos del franquismo

El ministro del Interior del gobierno de coalición se ha colocado en primer plano de la crisis política del régimen monárquico. La decisión de cesar al jefe de la comandancia de Madrid de la Guardia Civil, Diego Pérez de los Cobos, por “falta de confianza”, ha venido a abrir una cadena de dimisiones de altos cargos de dicha entidad, y a romper consensos de Estado que son los que dan base de sustentación al régimen.

El origen del conflicto es el de una demanda judicial -presentada contra los responsables de autorizar la manifestación feminista del 8 de marzo en Madrid-, por posible extensión de la infección del coronavirus a denuncia tomada en consideración por la juez Carmen Rodríguez Medel, quien encarga a la Guardia Civil, (y no a la policía a quien correspondía la investigación del asunto), señalando en su auto la exclusividad de dicha información para su juzgado.

El gobierno de coalición comienza a ver en los movimientos judiciales y policiales un “complot” destinado a encausar al mismo gobierno para hacerle políticamente responsable de la crisis del coronavirus, empezando por imputar al Delegado de Madrid, y exige a Pérez de los Cobos el conocimiento de las pesquisas policiales realizadas sobre el caso. 

El coronel se niega y es destituido. El Ministerio del Interior oculta los hechos y explica públicamente que el cese del coronel se debió a una “reconstrucción de nuevos equipos” de la dirección de la Guardia Civil. 

La destitución y las dimisiones de los jefes de la cúpula de la entidad que le han seguido se han visto acompañadas, el mismo día y hora, con la equiparación salarial de la Policía Nacional y la Guardia Civil con los cuerpos policiales autonómicos. 

Estos hechos han convertido la sesión de control del gobierno en las Cortes en una caldero ardiendo, en el que la  oposición de las derechas se ha puesto de acuerdo en tirarse al monte exigiendo la dimisión del ministro Marlaska, apareciendo en la superficie de los debates buena parte de las contradicciones del régimen de la monarquía, a saber: la incompatibilidad manifiesta entre el  franquismo coronado -que se protege detrás de los pactos y acuerdos que dieron lugar al régimen del 78- y toda expresión libre, independiente y democrática de la sociedad. Franquismo y democracia son incompatibles.

El fondo de la cuestión que ha venido a quebrar los consensos derecha-izquierda oficial en la crisis del coronavirus es el siguiente: ¿Quién es el responsable político de los miles de muertes evitables provocadas por falta de personal y de medios sanitarios? Y las derechas no han dudado en impulsar una trama política-policial y judicial estructurada por las grandes sectas religiosas mayoritarias en la judicatura y en la cúpula policial, como es el caso del Opus Dei, para hacer responsable único del desastre al gobierno de Sánchez mediante la manipulación de una nueva “Causa General”, y tratar, con ella, de echar abajo al gobierno en base a una campaña mediática  de los principales medios de comunicación, a la que se sumó el mismo grupo Prisa después de los consejos en ese sentido de Felipe González.

La Causa General, so pretexto de los efectos del coronavirus, instada, como dice el catedrático Pérez Royo, es fruto de una ¿prevaricación administrativa o de ignorancia judicial? Estableciendo que “en materia de derechos fundamentales la autoridad administrativa no decide NUNCA. O deciden los ciudadanos que ejercen los derechos que la Constitución reconoce o deciden los jueces y magistrados que integran el Poder Judicial”. Llegando a la conclusión de que el delito de prevaricación administrativa exige una manifestación de voluntad expresa de actuar de manera contraria a la que establece la ley, y que por ello no hay delito a la hora de acceder a las peticiones de manifestación del día 8 de marzo, es decir, no hay causa.

La trama judicial-policial parece ser, por el informe que se ha conocido, que ha tratado de urdir una trama en base a falsificar la realidad para fabricar una causa postiza. Cuando la verdadera causa política que surge de la pandemia es la siguiente ¿Quién, o quienes destrozaron la sanidad pública, facilitando el hecho de la incapacidad de atender a todos los que lo necesitaron; teniendo que soportar la indignidad y vergüenza como país de contar con uno de los mayores índices de mortalidad del mundo por la epidemia? 

A ello, hay que unir algo aún más grave, y es el hecho de haber abandonado expresamente y, por decisión política, a las personas mayores infectadas a su suerte; por supuesta incapacidad de atención pública del sistema sanitario sin los presupuestos adecuados.

El informe de los subordinados a Pérez de los Cobos, que según la juez solo podía conocer ella en exclusiva, comenzó a publicarse -conteniendo todo tipo de falsificaciones- en todos los medios de comunicación, empezando por la misma televisión estatal. Informe que sería la base para condenar a responsables administrativos y políticos, como ha sucedido en tantas ocasiones, y en concreto en los informes que llevaron a la cárcel a los dirigentes del proceso republicano catalán, pero cuyo fin último es hacer política franquista desde las cloacas del Estado para mantener los privilegios de todo tipo.

La no depuración democrática de los responsables de todo tipo de desmanes, y de actos criminales contrarios a los derechos fundamentales, tanto en la judicatura como en las Fuerzas y Cuerpos Policiales, y de la alta estructura del Estado tiene una raíz histórica, que son los pactos que establecieron la total impunidad de los crímenes del franquismo y de la etapa posterior, con la Constitución falaz que niega la soberanía popular y el derecho a decidir de la población, que llega hasta nuestros días.

 Lo que explica que el gobierno de coalición en sus dos versiones políticas siga impidiendo la verdad, justicia y reparación, manteniendo leyes de punto final como la de Amnistía y la de la Memoria; llegando al extremo en estas fechas de impedir las pesquisas de la causa argentina, o de mantener miles de medallas de honor a los policías torturadores y maltratadores.

El régimen político coronado de la Constitución del 78 nunca ha dado respuesta a las demandas democráticas y nacionales de los trabajadores y pueblos. El sistema judicial, la Iglesia católica, las Fuerzas Armadas y Policiales, la gran banca y el IBEX 35…, son, con la Monarquía al frente, la expresión del continuismo franquista disfrazado de Estado democrático y de derecho. Y, ello, cuando la corrupción institucional, y la ausencia de justicia, la dependencia clientelar…, se manifiesta como síntomas inequívocos de descomposición de las principales instituciones del régimen.

 La pregunta fundamental que hay que hacer a todos los que se reclaman de los derechos democráticos y sociales es sí están dispuestos a romper los compromisos con los partidos e instituciones que representan la continuidad del franquismo, y que por ese motivo, y solo por él, estos personajes y sectas preservan poderes y privilegios propios de la dictadura. Romper con los herederos del franquismo es una cuestión de vida o muerte para la inmensa mayoría de la población. Detrás de la crisis política del coronavirus, y de la trama policial-judicial que pretende derribar el gobierno con una nueva Causa General está la necesidad de un giro político a la izquierda, un giro democrático y social apara que no paguen la crisis los mismos de siempre.

El gobierno de coalición no puede pretender basar su gestión en el mantenimiento de las alianzas y consensos con las instituciones y personajes del franquismo, manteniendo leyes e instituciones que conculcan derechos y libertades, tanto políticas como sociales y económicas. El régimen del 78 es irreformable, solo la voluntad popular libremente expresada, bien mediante constituyente soberana, o bien mediante referéndum convocado a tal efecto puede establecer la base democrática necesaria de la soberanía de los trabajadores y pueblos.

Dirimir todas las responsabilidades de la crisis, impedir la corrupción y los privilegios institucionales, tomar las medidas de defensa de la sanidad y de la salud pública, acabando con el dominio de los grupos de presión económica y religiosa, es una imperiosa necesidad democrática. Unido, todo ello, a la lucha inmediata contra los despidos y el paro, que comienza por el desmantelamiento de grandes empresas y sectores, acabando con las colas del hambre y la precariedad con los recursos públicos necesarios.

martes, 26 de mayo de 2020

Calviño actúa en nombre de la TROIKA




  CARLOS MARTÍNEZ, es politólogo, Secretario General del PSLF.

La situación es que en nombre de la Troika la señora Calviño ha impuesto el mandato patronal y la doctrina ultraliberal. 

La negociación entre PSOE, Unidas Po-demos y Bildu al objeto de garantizar un nuevo estado de alarma ha hecho que se caigan muchas caretas. La primera es la de Sánchez que seguro había autorizado a Adriana Lastra a llegar al acuerdo y luego termina asustado de tener que cumplir un compromiso de su propio programa de gobierno.

 La propia ministra de trabajo se descuelga con un eso no se ha negociado con los agentes sociales y así no. Pero se caen muchas más caretas, por ejemplo, la de periodistas que van de progresistas y se suman a las condenas contra el acuerdo y la defensa de la reforma laboral más antidemocrática y contra la clase trabajadora desde 1978. Que “El Mundo” o “La Razón” defiendan esta reforma laboral es normal, pero la defensa del grupo PRISA y la SER, hace que se caigan las últimas esperanzas que muchas y muchos tienen en ese grupo empresarial de la manipulación.

También se les cae la careta a las cúpulas sindicales de los sindicatos mayoritarios, si bien es cierto que alguno de ellos matiza después. Pero la realidad es que las cúpulas sindicales no son las únicas que pueden representar los intereses de la clase trabajadora, no hay nada escrito en los clásicos del movimiento obrero que diga que solo las cúpulas pueden hablar en nombre de los/as trabajadoras/es y que organizaciones pueden o no. 

Las leyes, sí, pero las leyes a la lucha de clases más bien la reprimen o en el mejor de los casos dificultan. Por lo que si uno se duerme o las cosas se eternizan en largas negociaciones de un pacto social caducado y que deja sin capacidad de negociación colectiva a los distintos sectores de la producción por lo que solo llevan a la melancolía y la nula efectividad dado que la CEOE y la derecha se oponen a sangre y fuego a derogar la reforma laboral y los tiempos se dilatan, pues entonces, se corre el riego de que alguien que sí que cree que la reforma laboral debe ser derogada, tal y como cientos y cientos de miles de personas hemos exigido en miles de movilizaciones en todo el estado español durante vario años, -incluidos dirigentes de CC.OO y UGT-, se corre el riesgo, de que otro llegue y haga lo que tú crees que es tu trabajo, pero que no lo haces.

 Luego de quejas nada y de advertencias menos, de derechos a la exclusiva ni hablar. “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, señores dirigentes sindicales, ministras de la cosa e incluso Gobierno de España al completo. La reforma laboral debe ser derogada y ya.
 
Las colas del hambre están llenas de personas procedentes del precariado que la reforma laboral trajo. Carne humana de cañón al servicio de la temporalidad y para que el empresariado pueda disponer a voluntad de personas no vinculadas a la negociación colectiva y sin derechos sindicales ni laborales.
Es más, los ERTE están dejando al descubierto el fraude en la contratación, pues son miles los trabajadoras y trabajadores que ven que su subsidio vía ERTE es una miseria y no da para comer a sus hijos, pues su contrato era fraudulento y no registraba las horas reales de trabajo y/o cobraban en negro la mayor parte del salario. 

La reforma laboral es el regreso a situaciones laborales incluso peores que en el franquismo.
 Lo peor para un socialista es cuando una señora que es parte del partido fruto de la escisión felipista del PSOE, en un gobierno del PSOE dice que no se puede reformar la reforma laboral valga la redundancia y lo hace ante una asamblea de patronos. Si esto se hubiera hecho en el PSOE que fundó Pablo Iglesias, no es que la señora Calviño hubiera sido expulsada fulminantemente, sino que nunca tal persona hubiera pertenecido al partido obrero de Iglesias, vaya, ni ella ni otros muchos.

La situación es que en nombre de la Troika la señora Calviño ha impuesto el mandato patronal y la doctrina ultraliberal. En cualquier caso, gracias a BILDU por inacción del gobierno a la hora de cumplir con su programa y languidez de la dirigencia sindical se ha logrado poner encima de la mesa lo que es una injusticia criminal para con las clases trabajadoras. Luego algunos se quejan del avance de la extrema derecha. Hay que echar a los mercaderes del templo. Hace falta organización obrera.

La crisis del coronavirus y el fiasco del sistema internacional de las Naciones Unidas




 

Por Idelfonso Gómez


La retirada de los EEUU de la Organización Mundial de Salud no es solo un gesto más en forma de exabrupto del trumpismo en medio de la pandemia, se trata de un síntoma de crisis terminal del papel que juegan las principales potencias imperialistas en el sistema internacional de las Naciones Unidas.

El dato de los datos de la pandemia en el mundo es el hecho evidente de que por encima de las diferencias nacionales sobre el tratamiento sanitario más o menos diferenciado, el elemento que se constituye en el común denominador de todos los países es el hecho de que en todos ellos ha faltado el personal y los recursos sanitarios y de salud pública, y no por casualidad sino por planificación negativa de las políticas de ajuste dictadas desde el FMI y el Banco Mundial, que han aconsejado de forma reiterada el incremento de los gastos militares y parasitarios a costa de la reducción de los gastos sociales y sanitarios en particular, y en particular de la investigación. 

La Organización Mundial de la Salud no es ajena a esta práctica ya que está bajo la tutela de los países que la financian, y de las grandes empresas farmacéuticas, siendo instrumento de esos intereses y planes. El ochenta por ciento del presupuesto de la OMS proviene de aportaciones voluntarias de los principales grupos económicos privados, convertidos en grupos de presión internacional a la búsqueda de ocasión de negocio e inversión especulativa, que quieren decidir en todo momento el destino de su aportación.

Hasta mediados del mes de marzo la OMS no haría declaración formal de pandemia. Y, en esta fecha los países carecen de planes y medidas concretas más allá del confinamiento de la población.

Los organismos internacionales vinculados al sistema de las Naciones Unidas, han casi desaparecido a la hora de la toma de decisiones internacionales de apoyo y solidaridad en el marco de la pandemia, solidaridad sin embargo ha sido ejecutada por países como Cuba, o la misma China, que acudieron, por ejemplo, en apoyo del gobierno italiano, cuando este era abandonado, tanto por la Unión Europea, como por la OTAN, solidaridad médica que ha formado parte de los planes internacionales de estos países.

Trump, que ha tratado de utilizar en su provecho político las declaraciones del director general de la OMS realizadas el pasado enero desde Pekín, relativas a que “según las autoridades chinas no hay pruebas de que exista contagio entre humanos”, tardo tres meses en romper con la misma tesis falaz aún, cuando era evidente que el pronóstico no era cierto. 

Acudiendo, tarde y mal, como los dirigentes de otros muchos países, al confinamiento de toda la población sin realizar la inspección médica necesaria para separar infectados de sanos a fin de impedir la propagación, solo pendientes del colapso hospitalario que en momentos claves ha sido una realidad que ahora se quiere negar, pero abandonando de hecho- a una buena parte de la población a sus suerte, sobre todo a los mayores de 70 años;
confinamiento que no ha contado con las ayudas necesarias para quienes perdían sus únicas rentas, financiando, eso sí, empresas y parados legales, que pese a todo se pueden transformar en poco tiempo en muchos millones de despidos. 

Ahora los grandes grupos empresariales presionan para una reapertura rápida de la actividad económica, y de la propia carrera electoral tendente a revalidar la presidencia de Trump.

En reciente entrevista realizada a experto en la Historia de la Medicina por la Universidad de Yale, a la pregunta de que sí es suficiente la inversión en ciencia que se realiza por las diferentes potencias, este contesta:”El problema es que no utilizamos la ciencia en forma constructiva. Podríamos haber tenido una vacuna contra el coronavirus hace tiempo, pero cuando el SARS desapareció y se comprobó que el MERS no era especialmente contagioso, continuar con su desarrollo ya no merecía la pena. En la industria farmacéutica todo gira en torno al beneficio. 

El mismo problema lo tenemos con los hospitales:
la prevención de las pandemias no da tanto dinero como las grandes cirugías. Por eso nadie se ha tomado en serio la prevención. Y en muchos países, Estados Unidos incluido, millones de personas no tienen acceso a una medicina de primer nivel, lo que ahora está teniendo consecuencias muy serias”Vivimos, por todo ello, en una verdadera encrucijada internacional en todos los terrenos: el sistema político y económico nacido
de la Segunda Guerra Mundial ha llegado a su agotamiento total, y la pandemia del coronavirus ha agravado esta situación de desgo
bierno mundial y falta de liderazgo político,
desatado un nuevo colapso económico en forma de graves crisis económica y social...Nunca mejor dicho aquello de “socialismo o barbarie” de nuestra Rosa Luxemb