sábado, 25 de junio de 2022

El convenio del campo y el vaciamiento del mundo rural

 

1.- Introducción.

La actitud de los sindicatos de su majestad y las patronales agrarias generan las condiciones para vaciar el mundo rural, para que la gente se vaya de los pueblos y para que los monopolios y las grandes empresas controlen la tierra necesaria para la producción agrícola y ganadera, y en general, el control de los alimentos.

La clase obrera agrícola tiene que reaccionar contra este convenio que viene a ser un nuevo engaño pues la inflación supera todas las previsiones salariales recogidas en el acuerdo, y además, están limitadas sus posibilidades de revisión salarial.

Este acuerdo, tampoco va a resolver los problemas de la pequeña burguesía agraria, y menos aún de los pequeños propietarios, sus difíciles condiciones económicas no dependen de los salarios de los jornaleros y jornaleras sino del saqueo a la que están siendo sometidos por las grandes multinacionales y las grandes superficies.

El único mecanismo para darle la vuelta al vaciamiento de nuestros pueblos es cambiando las estructuras económicas y políticas con gobiernos que defiendan los intereses de quienes vivimos en el mundo rural.

La unión política y social de la clase obrera y de los sectores de la pequeña burguesía regional es la única garantía para generar fuerzas con las que enfrentarnos a quienes nos estafan con los precios de los insumos, luz, combustibles, maquinarias, abonos, semillas, alimentos, etc. y a su vez, cierran el círculo vicioso con los ridículos precios de los productos agrícolas y ganaderos que nos compran.

 

2.- La negociación del convenio. El Pacto social y de la precariedad.

Ayer viernes, 24 de junio, se firmó el convenio colectivo del campo en Badajoz.  Con este acuerdo laboral los sindicatos de su majestad y las organizaciones patronales han firmado lo que podemos considerar como el Pacto de la Paz Social y de la Precariedad.

Las movilizaciones de los jornaleros agrícolas convocadas por CCOO y UGT tuvieron un seguimiento muy importante, con un impacto en la opinión pública y una toma de conciencia entre los jornaleros y jornaleras que daba fuerzas y ponía de relieve la importancia de las luchas obreras. Conviene destacar el trabajo realizado por activistas del sindicato 25 de Marzo informando y movilizando a la defensa de derechos laborales.

La reivindicación principal de aquellos se centraba en la exigencia de que les pagaran el salario mínimo interprofesional, unos 51,47 euros al día, a lo que muchos patronos agrícolas especialmente los más poderosos se negaban; en algunas fincas los emolumentos diarios no alcanzaban al SMI y en otros cobraban menos de 42 euros.

Los grandes perceptores de las ayudas que vienen de la Unión Europea reaccionaron inmediatamente a este movimiento invocando en la nocturnidad la presencia del jefe del ejecutivo regional confiando en que con su perseverancia y buen hacer interclasista apagara un incendio que se les podía escapar de las manos. La intervención no se hizo esperar y en la noche del primer día de huelga tranquilizó las inquietudes de los dirigentes de la contienda.

Con toda la celeridad del mundo el presidente de la Junta hizo una llamada de atención a sindicatos y organizaciones patronales para suspender la inactividad laboral. La burguesía propietaria de las tierras y empresas de frutas no podía permitir ni un día más la rebelión y tenía que frenar como fuera la extensión de la movilización obrera. No se podía quebrar por más tiempo la paz social, y mucho menos recobrar la memoria de antiguas disputas entre obreros y propietarios en el campo extremeño.

La mediación del inquilino de la plaza del rastro acabó con la huelga. Al día siguiente los jornaleros y jornaleras volvieron a los tajos para seguir con las tareas de generación de plusvalías. Los empresarios del sector estaban tranquilos porque las pérdidas habían sido mínimas y aplaudían la sensatez de los sindicatos de la monarquía y laureaban al presidente de la Junta que con su simbólica intercesión había desbaratado la huelga y defendido los intereses del sector.

 

3.- La actitud de algunos líderes agrarios

En los días previos a la huelga, algunos líderes de las organizaciones agrarias habían calentado el ambiente, ensañándose con dureza en sus exposiciones públicas contra las reclamaciones de la clase obrera agrícola para que en el convenio se reconozca el salario base de mil euros, algo que estaba ya aprobado por decreto gubernamental.

Las encolerizadas declaraciones de miembros de las patronales agrarias contra las justas exigencias obreras eran frecuentes en la prensa regional y en las redes sociales. El líder de la Unión y unos días antes el de Aseprex, daban rienda en sus afirmaciones públicas a lo más profundo de sus rancias consideraciones ideológicas y en buena lógica a sus sentimientos, venían a considerar que los obreros están muy bien pagados y pueden vivir muy bien ya que en los pueblos se les ve disfrutar de la vida.

Los desatinos de estos personajes del campo extremeño muestran que grupos de la pequeña burguesía extremeña todavía se mantienen anclados con enorme garra a valores reaccionarios característicos de una España tradicionalista y feudal. El desprecio a la fuerza de trabajo aparece cuando se atreven a realizar comparativas de los salarios de los trabajadores y trabajadoras con otras profesiones. Así, manifiestan que no entienden ni aceptan que un jornalero quiera cobrar 1.100 o 1.200 euros que es lo que cobra un médico, pues para ellos, el médico está en la escala social por encima del obrero.

 

4.- La Concentración y Centralización del capital agrario.

Este grupo social de pequeños propietarios debe entender que los culpables de sus problemas económicos no son los asalariados ni las asalariadas. Tienen que dejar de culpabilizar de su estado económico a otros sectores de la población que comparten su existencia cotidiana con ellos en aspectos vitales como la educación, la sanidad, la carestía de la vida, etc. Los verdaderos culpables de su situación son las grandes multinacionales y las grandes superficies que les roban con la venta de los insumos que necesitan a precios elevadísimos y les compran sus producciones a precios de miseria.

El capitalismo no se detiene en un proceso continuo de concentración y centralización de la tierra. En los diferentes periodos históricos con mayor o menor rapidez, con crisis más o menos intensas, según las circunstancias de ese momento, los grandes latifundistas y las grandes empresas van arruinando a los pequeños arrebatándoles sus tierras y arrojándolos al mercado de trabajo como proletarios que para ganarse la vida deben vender su fuerza de trabajo.

Este camino va acelerado en Extremadura, y en poco tiempo las Multinacionales y los fondos de inversión controlarán la mayor parte de la tierra productiva con una intensiva producción de alimentos a base de alta tecnología y maquinarias automatizadas, con poca mano de obra. La producción y distribución de los productos agrícolas y ganaderos serán un factor definitivo para el control imperialista de la sociedad extremeña.

 

5.- Algunas ideas sobre el convenio firmado.

Unas primeras impresiones respecto al convenio firmado proceden de la satisfacción que muestran las patronales agrarias. Aún no conocemos todos los detalles en profundidad, pero los primeros conocimientos del acuerdo nos hacen entender la satisfacción que muestran aquellas:

Los salarios serán de mil euros que es el salario mínimo legalmente establecido por el gobierno y que los patronos se negaban a pagar; se mantienen los pluses, entre ellos los de transporte, toxicidad y nocturnidad. Estos pluses deben ser exigidos por los trabajadores y trabajadoras agrícolas pues sólo algunos de ellos y en raras excepciones se pagan por los propietarios.

La duración del convenio será de tres años, sin revisión salarial, hasta el 31 de diciembre de 2024; algo insólito que los sindicatos hayan aceptado esta cláusula pues estamos viendo como la inflación, la subida de los precios, lleva una carrera vertiginosa que no tiene fin. Mantener un convenio con unos salarios determinados durante un tiempo de tres años sin revisión salarial es un proyectil en contra de la clase obrera. El artículo 4 del acuerdo así lo establece. En el segundo párrafo se hace referencia a que en el caso de que se produjeran cambios en la legislación se llevarán a la reunión de la Comisión Negociadora para estudiar y revisar la situación. Hay que tener en cuenta que esta comisión a partes iguales de sindicalistas y patronos debe tomar sus decisiones por unanimidad.

También, se detraen los minutos del bocadillo, es decir que las horas que permanece el obrero en el tajo será de 6,45 minutos, es decir, unos 15 minutos más que hay que añadir a las 6,30 horas de trabajo. Los 15 minutos se considerarán dentro del horario cuando la jornada sea superior a las 6,5 horas. Es decir, como son 39 horas semanales; 6,5 horas/día durante 6 días de la semana. Si por cualquier circunstancia se quieren distribuir esas 39 horas en 4 o 5 días de trabajo, lógicamente se superan las 6,5 horas de trabajo diario, sólo en este caso los 15 minutos se consideran en la jornada de trabajo.

La aprobación del convenio no tiene carácter retroactivo desde el primero de enero que es como estaba acordado inicialmente, sino que se empezará a aplicar en el momento de la aprobación.

Lo que está claro es que este nuevo convenio genera enormes dudas respecto al comportamiento de los sindicatos al no consultar a los trabajadores y trabajadoras los diferentes artículos del convenio antes de aprobarlo y firmarlo. Desde nuestro punto de vista consideramos que una asamblea de trabajadores no hubiera aceptado este convenio. Una vez más se abre la lucha contra las instituciones oficiales del régimen, y para derribar la precariedad laboral y la explotación salarial de las clases dominantes.

 

 

 

 

 

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