martes, 3 de marzo de 2020

Por la unidad de la clase obrera y por el socialismo



POR LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA PARA ACABAR CON LA EXPLOTACIÓN LABORAL Y EL CAPITALISMO. RESPONDIENDO A LAS DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DE ASAJA


En un momento en el que los agricultores, grandes, medianos y pequeños reivindican un aumento de los precios por sus producciones, tenemos que establecer diferencias importantes porque no podemos considerarlos a todos por igual. Los intereses de los grandes agricultores no coinciden y son muy distintos a los de los pequeños agricultores, aunque en las movilizaciones actuales parezca que sólo hay un tipo de agricultor.


Los resultados de las políticas que se aplican en el campo, en la mayoría de los casos siguiendo las directivas de la Unión Europea, están produciendo la ruina de los pequeños y la concentración de la tierra en manos de una minoría que poco a poco acapara la superficie la producción y la distribución agrícola. Por tanto, las medidas que  toman los gobiernos no influyen a todos por igual. El ejemplo más claro y contundente es la distribución de los fondos comunitarios que en la mayor parte llega a los grandes agricultores mientras que la percepción por los pequeños es prácticamente nula.


La fuerte protesta agraria no puede olvidar, no puede esconder los intereses económicos y sociales de los jornaleros y jornaleras. Es la clase obrera agrícola la que en la actualidad sufre una tremenda explotación laboral, con unas condiciones laborales precarias y en la mayoría de los casos sometida a trabajos temporales que les obligan a recurrir el resto del año con unos subsidios de miseria.


En este momento, hay patronos agrarios que aprovechando el impacto positivo en la opinión pública que tienen las movilizaciones por unos precios justos quieran aprovechar estas favorables circunstancias para endurecer más de lo que ya están las relaciones laborales y aumentar la explotación laboral en el campo.



Si los pequeños agricultores lo que quieren son precios justos para sus producciones agrícolas y ganaderas, los grandes patronos agrarios de Extremadura además de mejores precios lo que de por sí les permite obtener grandes beneficios empresariales por sus costes diferenciales de explotación, quieren aprovechar la ocasión para imponer una minoración de valor de la fuerza de trabajo.


En este sentido, situamos las confusas declaraciones realizadas por el máximo representante de ASAJA, en un programa televisivo de ámbito nacional, en el que valora de una manera muy enrevesada, ni él mismo se aclara, los subsidios y cotizaciones a la seguridad social de los trabajadores agrícolas. En el fondo, a lo que aspira es a disponer de un abundante ejército de obreros y obreras, en unas circunstancias tales que estén obligados a vender su fuerza de trabajo por unos salarios mínimos.


El desprecio es tal que cuando se refiere a los subsidios, no menciona ni considera, le debe parecer normal que un trabajador pueda vivir con un subsidio de 430 euros al mes de los que debe descontar unos 100 euros como cotización a la seguridad social para mantener la cartilla del régimen especial agrario.


Hay que conocer que esta patronal agraria es quien con más fuerza se niega a aplicar como referencia salarial el SMI aprobado por el gobierno, y la que a su vez está haciendo más esfuerzos para que no se firme el nuevo convenio colectivo del campo, exigiendo un aumento de las horas de trabajo y endureciendo y precarizando las condiciones laborales para los jornaleros y jornaleras.


El presidente de ASAJA conoce de antemano cómo aprovechando la legalidad sobre la materia algunos empresarios agrícolas toman decisiones para minimizar sus pagos a la seguridad social, por lo que es una urgente necesidad que por parte de este gobierno se tomen medidas para que no se produzcan esos fraudes generalizados en las cotizaciones sociales.


Tampoco hace referencia a las subvenciones de la Política Agraria Comunitaria que reciben los grandes agricultores y ganaderos que son muchos miles de euros, con casos como el suyo que superan los 130.000 euros anuales, lo que es de una actitud miserable e inhumana ya que recibiendo estas subvenciones sean quienes más obstáculos pongan a que los jornaleros y jornaleras ganen algunos euros más con la aplicación del SMI.


Lo que está claro, es que tenemos un deber inexcusable de organizar la respuesta a estos ataques y lanzar una ofensiva para recuperar la unidad de acción y movilización de todos los jornaleros y jornaleras para enfrentar estos planes empresariales que pretenden aumentar la explotación laboral, y por tanto, arrebatarnos derechos y condiciones laborales que tanto nos costaron ganar.


Los problemas que tiene el mundo rural, que tienen las familias que viven de su trabajo en el campo no lo van a resolver las medidas que tome el gobierno ni las directivas de la Unión Europea; la crisis agraria no se resuelve con medidas que afecten a la cadena alimentaria, ni a la formación de los precios, ni regulando las actividades promocionales, ni con mayor número de inspectores de trabajo, etc. Indudablemente que algo se puede mejorar la vida de las personas mejorando la redistribución de los recursos y la eficacia en las acciones de gobierno, pero antes o después volveremos a la crisis, a las sobreproducciones y a las escaseces, seguirán las emigraciones hacia otros lugares con la pérdida de población, a las distorsiones del mercado de trabajo, etc..



El problema es el capitalismo; es el sistema económico en el que la división de clases sociales determina el enfrentamiento entre ellas. En estos momentos el poder de la clase capitalista es tal que impone sus leyes sin mucha oposición, sin grandes resistencias de la clase obrera; el capitalista impone normas para quedarse con la mayor parte de la riqueza que se produce, y en esta lucha entre contrarios enfrentados, el poder político al servicio de los dueños de los medios de producción aplasta a las clases oprimidas que sufren múltiples problemas derivados de su posición subordinada en el proceso de producción.



La única manera de terminar con todo esto y conseguir una sociedad más justa, con un mejor y mayor reparto de la riqueza, que solucione muchos problemas de los que actualmente padecemos es con la organización y movilización de la clase obrera para acelerar la lucha de clases y acabar con el capitalismo.


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