En
primer lugar, desde Campamento Dignidad tenemos que destacar de modo muy
especial él esfuerzo, y el sacrificio personal y familiar de las valientes mujeres
que trabajan en la sanidad.
No
obstante, en las líneas que siguen queremos referirnos a otros grupos de
mujeres con unas condiciones laborales que con la llegada del virus sufren una
vuelta de tuerca más en su explotación diaria. Así, en muchas ocasiones, para alcanzar el pan de cada día se ven obligadas, tienen que aceptar situaciones de abuso laboral y hasta
de marginalidad social.
Desde Campamento Dignidad hacemos un llamamiento para que se organicen y no se resignen a estas penosas condiciones de vida, está más que demostrado que la unidad, la organización y la lucha es el único y exclusivo camino para modificar las crueles relaciones
laborales que las atenazan como trabajadoras y como personas.
Los
contratos inestables y mal pagados, temporales, de pocas horas de duración como
les suele ocurrir a quienes acceden a la ayuda a domicilio o la atención a
dependientes, en servicios de limpiezas de centros educativos, de escaleras, de
casas particulares o de establecimientos públicos, guarderías infantiles,
labores de acompañamiento de personas mayores, internas en casas particulares
con horas interminables que no tienen compensación económica ni el
correspondiente tiempo de descanso, etc.
El
problema del contagio del virus implica un elevado sacrificio físico y psíquico
personal que viene determinado por que la mayoría de ellas tienen que complementar
la jornada laboral con el trabajo en la casa para el cuidado de niños y mayores.
Con
la problemática del virus, en un elevado porcentaje están siendo despedidas o
viendo reducidas, más aún de lo que ya son, sus horas de trabajos. Además, por
las condiciones en las que se ha desarrollado su actividad laboral, un número
importante no cobrarán prestaciones ni subsidios de ninguna clase, y otras recibirán
cantidades nimias que no llegan ni siquiera para la propia subsistencia, por lo
que será difícil que su vida encuentre condiciones de comodidad y les permita llegar
a fin de mes.
A
los salarios bajos se les une un hecho bastante frecuente que las trabajadoras
nos ponen de relieve, y es que para cotizar menos a la seguridad social el/la
empleador/a les ha estado pagando una fracción del salario con dinero negro,
esto condiciona unas prestaciones por desempleo mínimas, indecentes, como les ocurre
ahora cuando se les aplican los ERTES.
El
derecho al desempleo para las empleadas de hogar por el que llevan luchando
muchos años, es una cuestión que hay que solucionar de manera urgente. Desde
Campamento Dignidad exigimos que de una vez por todas el gobierno de coalición apruebe
la normativa que les permita acceder a este derecho, es decir a las
prestaciones por el desempleo. No es una cosa difícil ni tiene mucho gasto para
el Estado como demuestran los expertos.
También,
tenemos que indicar nuestra intención de denunciar públicamente y ante la Inspección de Trabajo que ciertas tareas relacionadas con los servicios de limpieza y atención a mayores y dependientes se vienen realizando en unas condiciones higiénicas no adecuadas, ni con
los elementos materiales de protección frente a los posibles contactos del
virus.
Tampoco
nos podemos olvidar de las circunstancias especiales que se dan por el
confinamiento. Así, nos deben poner en guardia algunos casos que se han dado de
violencia de género durante el período que llevamos desde la declaración del
estado de alarma.
El
Estado debe estar vigilante sobre el incremento de las posibilidades de las
tensiones relacionadas con el maltrato, sobre todo en casos conocidos y con
previas intervenciones judiciales y policiales. Ante
este conjunto de situaciones, la responsabilidad de proteger a las personas en
situación de vulnerabilidad económica, social y sanitaria corresponde al
Estado.
Dada la situación general de crisis sanitaria y económica las ayudas sociales que se perciben desde las Administraciones Públicas son esenciales para que las familias no caigan en la más absoluta miseria. Por eso, hacemos un emplazamiento urgente para que se proporcionen las ayudas sociales, como la renta básica, las ayudas de alquiler, etc.. que en la mayoría de los casos van destinadas a mujeres con menores a su cargo. La Junta de Extremadura debe resolver rápidamente todos los casos relacionados con nuevas peticiones o renovaciones de estas ayudas sociales.
Lo
que cada día está más claro es que la organización económica y social que tenemos
actualmente no responde a la satisfacción de las necesidades humanas, más bien
garantiza y protege el interés capitalista y el beneficio económico, por eso en
momentos como este cuando las estructuras sociales del capitalismo se han
venido abajo, hacemos un llamamiento a todas las mujeres trabajadoras que tenemos que pensar y de inmediato organizarnos para luchar por una sociedad distinta, organizada y pensada para el interés colectivo y la satisfacción de las
necesidades humanas.
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