El rápido avance del COVID
19 ha sido el detonante que ha hecho estallar una crisis global del capitalismo
que ya avanzaba, así como una crisis política en el estado español que llevaba
tiempo creciendo. Creo que está suficientemente explicado que el capitalismo
estaba en medio de convulsiones e incluso una recesión anunciada a la que los
enfrentamientos entre las dos grandes potencias y varias intermedias
contribuían de forma decisiva tanto en forma de guerra de aranceles como guerra
del petróleo. Por ello tal vez lo que hace más falta es referirse al momento
presente y las sensaciones que se viven en barrios, pueblos y ciudades del
estado español, sabiendo que la crisis sanitaria y económica son
internacionales y sus consecuencias, también.
Lo que ocurre es que en
España el cabreo se materializado también en el descubrimiento, tras años de
ocultación por las derechas, la prensa corporativa y el Felipismo y sus
herederos de los negocios y manejos del rey Juan Carlos I y el saber que el
heredero su hijo Felipe VI, era y es al menos conocedor de ellos hace tiempo y
sigue siendo su heredero. Lo es porqué su padre no ha muerto y porqué de él ha
heredado su cargo de jefe del estado ¿O no?
En medio del virus
desconocido, han descubierto muchas y muchos que la “tercera mejor sanidad del
mundo” tiene graves deficiencias, carencias injustificables de personal,
escasez de medios y todo ello porque desde la crisis de 2008 ha sido recortada,
privatizada en parte gracias a un proceso que había comenzado antes, siendo reducida
en personal e instalaciones de forma que las consecuencias, afirmo sin miedos
ha sido criminales. Por eso me produce tanto asco escuchar de personas
responsables de recortes quejarse de falta de medios incluidas camas y UVIs que
ellos mismos han provocado de forma consciente y mediante resoluciones
políticas y presupuestos restrictivos.
Todo esto ha provocado un
fuerte debate político pues la derecha se está dando cuenta de que su postura
liquidadora del estado del bienestar no es popular. La derecha trumpista
española está en plena batalla agresiva al objeto de exculpar sus culpas y
sobre todo sus responsabilidades.
El PSOE debe volver a la
senda del estado social de la que nunca debió salir aceptando las tesis
neoliberales y de hecho gran parte de sus cúpulas todavía están en ellas. La
ofensiva de la derecha española no se va a frenar con paños calientes, su postura
es claramente por un lado defender las privatizaciones y evitar que triunfe la
voluntad de fortalecer lo público además de defender los intereses de los EE.UU
en lo que está suponiendo otro enfrentamiento entre estos y China, muy
nerviosos porque parece ser que al menos la confrontación por la diplomacia de
la mascarilla y el respirador la están venciendo los chinos. La actitud
errática e insolidaria impuesta por Trump le ponen las cosas fáciles a China.
Pero mantenemos que la crisis es política, es total y por tanto insisto política.
Juan Carlos I sobre el que
se tejió una leyenda de rey campechano, demócrata y popular, queda por fin al
descubierto, que no ha hecho nada gratis y que la supuesta capacidad y
prestigio diplomático de la corona ha sido a comisión. Mientras las y los
sanitarios improvisaban batas con bolsas de basura, la corona tiene una gran
cantidad, todavía no aclarada de millones y millones de euros en paraísos
fiscales. La corona forma parte pues de la corrupción, pero es que el régimen
del 78 ha necesitado de la corrupción y mientras los partidos, varios de ellos,
se echan en cara unos otros rosarios de casos, la monarquía gracias a la
censura y la ocultación de todas las oligarquías patrias, formaba, forma parte
del tinglado, siendo parte impulsora.
Por tanto vamos a ver
reacciones autoritarias tendentes a mantener el status. Todo se va a utilizar.
Las derechas trumpistas han iniciado ya una dura campaña política a base de
provocar miedo, mentir y engañar. Las tímidas medidas del gobierno y sus fallos
en comunicación, le pueden facilitar la tarea.
Toda esta ofensiva
derechista tiene un solo objetivo, salvaguardar el trono. Ante esto la
exigencia de prohibición de despidos, moratoria de alquileres y la
imposibilidad de desahucios junto a la defensa a ultranza de lo público van a
ser señeros en nuestra acción. Pero sin olvidar la exigencia de un referéndum
monarquía o república.
En esencia la defensa de la
democracia y defender la democracia no es tan solo celebrar unas elecciones
cada cierto tiempo, sino puesta en valor de la soberanía popular y la libertad,
igualdad de derechos y servicios públicos universales y de calidad. Defensa de
la vida y de la dignidad. Una forma de encarar la rotunda crisis económica que
ya sufrimos de lleno diferente de la de 2008, poniendo los intereses de las
clases trabajadoras y populares por encima de las grandes empresas y bancos y
por un rescate de las personas, de las clases populares y no de los ricos y sus
instituciones.
Termino, el capitalismo ha
vuelto a fracasar. Solo un socialismo por tanto libertad, igualdad y reparto
pueden generar tranquilidad, protección y dignidad.
Carlos Martinez es
politólogo, secretario general del PSLF y del Consejo Científico de Attac
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