lunes, 23 de marzo de 2020

QUE LOS DINEROS ILEGALES DE LOS BORBONES VAYAN A LA SANIDAD PÚBLICA





El Coranovirus ha venido a poner al descubierto, entre otras cuestiones la situación del sistema sanitario, y allí donde la sanidad pública ha sido más dañada por el brutal proceso de saqueo-privatización de los últimos años; los efectos de la pandemia han resultado los más graves y mortales para la población. Tal es el caso de Madrid.



La ley 15/97, aprobada por el PP y el PSOE, vino a abrir las puertas a los capitales especulativos internacionales para convertirse, desde entonces, en nuevos gestores sanitarios financiados por los Presupuestos Generales de Estado. Operación que contó durante años con la colaboración de las cúpulas sindicales del sector.



En los planes de estabilidad impuestos por la Unión Europea hasta el 2020 se establecía el compromiso de reducir la participación de la Sanidad en el PIB hasta el 5,67%, lo que supuso la pérdida de miles de puestos de trabajo, de material sanitario, y de servicios que hasta entonces se venían prestando.



El desmantelamiento de la sanidad pública por efecto de las privatizaciones ha venido coincidir en el tiempo con el contagio acelerado de la pandemia Coronavirus que ha contado con la facilidad de un sistema que no podía hacer frente a los imprescindibles pruebas de detección y el consiguiente aislamiento de los afectados por falta de presupuesto; pruebas que sin embargo si se han multiplicado en China, en Alemania,… cerrando el paso a la extensión del contagio…



La progresión de la epidemia, y el aislamiento de la población en sus domicilios mediante el decreto de alarma por el gobierno se hace semanas después, y por no haber detectado en sus inicios los infectados, cuando su costo en nuestro país no es mayor de unos 40 euros por cada prueba. En los hospitales, cuando comenzaron a llegar los primeros miles de afectados se encontraron con que no había personal, ni camas suficientes, como tampoco batas y guantes, ni mascarillas. Y por supuesto no había en los hospitales los respiradores que se necesitaban, de forma que algunos especialistas de las urgencias se vieron en la obligación de denunciar que estaban metidos en la mecánica de una “medicina de guerra”: obligados a elegir a que enfermo se ponía el respiradero y a quién no.




La mortandad del Coronavirus en Madrid es la más alta de las conocidas. La cuarentena, que el gobierno propone ampliar en otros quince días, hasta el 12 de abril, trata, sobre todo de evitar el colapso de sistema sanitario público. Todas las medidas tomadas por el gobierno han resultado insuficientes, y ello porque no ha querido romper con los límites de la austeridad impuesta a la sanidad por los planes de ajuste presupuestario, y con las mismas condiciones creadas por la privatización de hospitales y de servicios hospitalarios.



La demanda social y democrática frente a la pandemia Coronavirus no puede ser otra que la de poner en manos de la sanidad pública los recursos y personal necesario para impedir el caos, acabando con los hospitales privados que se han negado a combatir la epidemia. Y ello solo se puede hacer revertiendo las privatizaciones realizadas; nacionalizando todo el sector sanitario y farmacéutico. Pelota que está en el tejado del gobierno y de las Cortes Generales. 


Demanda democrática y social transitoria que coincide con el hecho de haberse multiplicado, en estos días del Coronavirus, las demandas solicitando que sea puesto a disposición de la sanidad pública empobrecida el dinero de los Borbones que por miles de millones se oculta en paraísos fiscales y fundaciones instrumentales. En tanto que dineros ilegales que tienen su origen en negocios realizados a través de la Jefatura del Estado, y que por tanto deben ser recuperados por la Hacienda Pública para los gastos sociales comunes. 


Nacionalizar las privatizaciones sanitarias derogando la ley 15/97, y nacionalizar los bienes ilegales de los Borbones se constituyen en demandas ampliamente sentidas por la población.

Enfrentar la crisis sanitaria y social en todas sus facetas exige medidas rápidas y de excepción, las más importantes para preservar eficazmente el derecho a la vida de la población, nacionalizando sin indemnización de ningún tipo a los grupos capitalistas más parasitarios y dañinos para la salud pública

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