miércoles, 21 de marzo de 2012

Los teólogos progresistas acusan a la Iglesia de insensibilidad ante la crisis y la reforma laboral La Asociación de Teólogos Juan XXIII recuerda a la jerarquía católica que "no se puede servir a dos señores: a Dios y al dinero" .

 Documento con fecha martes, 20 de marzo de 2012. Publicado el martes, 20 de marzo de 2012.
Autor:
Mar Ruiz.Fuente: Cadena Ser.
En una declaración emitida hoy, la Asociación de Teólogos Juan XXIII reprocha a la Iglesia oficial estar más preocupada por mantener sus privilegios que por arrimar el hombro ante la crisis y le exige que dé ejemplo pagando impuestos y poniendo sus bienes a disposición de quienes más lo necesitan
La declaración, articulada en diez puntos, es sumamente crítica con la reforma laboral, que tilda de agresión al trabajo humano, y recuerda que se aleja del principio de la doctrina social de la Iglesia que prioriza el trabajo frente al capital.
http://www.laicismo.org/detalle.php?pk=13510
El texto denuncia el silencio de la jerarquía católica ante la crisis y la reforma laboral y añade que los teólogos "observan con tristeza y dolor que, mientras se reducen los salarios, se cierran centros de salud, centros de acogida de mujeres maltratadas, o se reduce el personal docente de los centros públicos de enseñanza, la institución eclesiástica no sólo no ha renunciado a ninguno de sus privilegios, sino que ha visto incrementados los ingresos provenientes del Estado".
La declaración acusa a un sector importante de la jerarquía eclesiástica de alinearse con el mercado, poniéndose del lado del Gobierno del Partido Popular y de la patronal, y en contra de la clase trabajadora. Una actitud, que según los firmantes del texto, desacredita a la Iglesia.
Para recuperar la credibilidad social perdida, los teólogos de la Asociación Juan XXIII pide a la Iglesia que asuma su compromiso nunca cumplido de autofinanciarse, pague impuestos como cualquier otra institución, renuncie a sus privilegios en favor de los marginados y ponga su patrimonio y bienes al servicio de quienes se ven pirvados de sus derechos más elementales: los cinco millones y medio de desempleados, los hogares con todos sus activos en paro, las familias desahuciadas, los jóvenes parados, las personas sin hogar o los inmigrantes en situación precaria.
La declaración también llama a los cristianos a "participar en cuantas movilizaciones sociales y sindicales vayan orientadas a frenar la reforma laboral y sus funestas consecuencias".

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