«Ver a hombres de 50 años, rudos del campo, con lágrimas
en los ojos al despedirse, nos puso a todos el corazón encogido. Porque
27 días encerrados da para reir, para llorar, para enfadarse, para hacer
amigos... Ha sido la experiencia profesional y humana más gratificante
de mi vida».
Así lo confiesa, tomando una caña en una terraza, Rubén
Martín, una vez liberado de la presión que ha soportado durante un mes
como portavoz de los tabaqueros que se encerraron en la casa de cultura
de Talayuela pidiendo un comprador para su tabaco, cansados de esperar
una solución que no llegaba tras romper unilateralmente la empresa
italiana Mella el acuerdo que habían alcanzado para comprar casi seis
millones de kilos.
Martín huye de cualquier protagonismo, aunque es evidente
que lo ha tenido. Para lo bueno y para lo malo. «Me he llevado las
ostias, es verdad, pero también los aplausos», como él mismo reconoce,
si bien cree que los protagonistas han sido los 200 agricultores «que
han estado encerrados defendiendo lo que creen justo», señala este
tabaquero de tercera generación, natural de Barquilla de Pinares, que se
hizo cargo de parte de la explotación familiar al fallecer su padre.
Desde el 2000, es el gerente de la cooperativa Cotabaco, a la que llegó
con una amplia formación como licenciado en Ciencias Empresariales,
Ingeniero Técnico Agrícola e Ingeniero Agrónomo.
«Más que tranquilos estamos expectantes», explica. Ahora
descansa de los 27 días encerrados, «pero a la espera de ver si se
ultima la compra de Mella de los tres millones a los que se han
comprometido -y cuyos contratos se firmarán el martes-; si Cetarsa se
lleva el tabaco restante, que dijeron que se llevarían si encontraban
comprador; y de la contratación que se cerrará el día 31, y que parece
va a ser a cara de perro visto los días anteriores».
Volvamos al encierro, una situación inédita para muchos
de los participantes, incluido el propio Rubén Martín, que dice con
humor que nunca ha estado encerrado tanto tiempo con tanta gente,
«porque no fui a la mili. He conocido agricultores de Grutaba y de
Tabaco de Cáceres que no conocía, gente estupenda. Ha dado tiempo para
ver que tienes gustos afines en política, en deportes, en cultura.
Esperamos no tener que repetirlo por estos motivos, pero la experiencia
humana ha sido maravillosa».
Asimismo destaca que «allí no se ha insultado a nadie a
pesar de la tensión que había». Sí reconoce que costó unos días «domar a
las fieras», porque a la casa de cultura, asegura, no llegaron por
decisión de los directivos de las cooperativas, sino por la presión de
los socios, «que dijeron que había que encerrarse. Los directivos
entramos arrastrados. Nos costó entrar en el terreno diplomático, pero a
partir de ahí no se insultó a nadie. Se ha hablado siempre con
respeto».
También agradecen enormemente la respuesta que recibieron
del exterior durante los días del encierro. De proveedores, de empresas
o de vecinos que les llevaron suministros de todo tipo. Cerca de 30
jamones, cajas de vino, quesos y hasta churros, unido a bares que hacían
paella para 250 personas. Incluso su propia madre, que está delicada de
salud, hacía cocido para 50 personas. «Ha sido algo increíble que no
nos cansaremos de agradecer». Lo poco que ha sobrado decidieron donarlo a
una oenegé.
Un agradecimiento que hacen extensivo al Ayuntamiento de
Talayuela, «que se ha portado estupendamente. No sé por qué alguien ha
dicho que nos había dado un ultimátum. Todo lo contrario. El alcalde,
Raúl Miranda, ha estado allí apoyando. No voy a hablar como alcalde,
pero como persona me parece excelente. Nos han cedido todas las
instalaciones sin ningún problema. Por eso en la asamblea aprobamos
sufragar un poco los gastos de electricidad y mantenimiento de la casa
de cultura. También hay que agradecérselo a las chicas que limpiaban o a
Miguel y a Monchi. Han sido maravillosos, la verdad».
Blanco de las críticas
La parte negativa de esta experiencia han sido las
críticas que les han hecho dirigentes de otras agrupaciones, en las que
prefiere no entrar. «Aunque en el caso de Cotabaco no puedo entender
cuando se miente tanto. Nuestra agrupación es la que más se ha reducido
de todas; la que más rotación ha practicado; la que más terreno ha
quedado abandonado. Por eso no puedo entender que se nos critique sin
datos en la mano, cuando ni siquiera sabemos lo que se va a contratar o
lo que hemos producido este año. Antes de lanzar esos exabruptos, porque
no se pueden calificar de otra manera, deberíamos habernos sentado y
sacar los datos».
El portavoz de los encerrados no comparte que hayan sido
los causantes de la división del sector, que, por otra parte, pocas
veces ha estado unido. «Lo único que hemos hecho es defender lo que
hemos creído justo, porque de este tabaco dependen muchas familias. Si
Agroexpansión, a la que vendíamos, se va en el 2011; nos contrata Mella y
después no nos compra es normal que vayamos a llorar a mamá Junta de
Extremadura y a papá Cetarsa. Pero nosotros no hemos hablado de
división, sino de mano tendida, de unión... Además, me niego a hablar de
ellos y de nosotros. Es el mismo sector. Los agricultores de Grutaba
son igual que los de Cotabaco, que los de Tabaco de Talayuela, que los
de la Asociación. No hay diferencia. Si el problema lo tenemos los
dirigentes nos tendremos que sentar y ver qué coño hacemos...».
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