Cuando desahuciaron a Antonio Torres y su familia el
pasado jueves del piso de Suerte de Saavedra por continuos impagos, el
padre decía que no iban a tener más remedio que dormir en la calle. En
un principio parecía un lamento exagerado, pero con el paso de los días,
la historia no tiene nada de exageración.
La familia Torres Ortiz ha montado un campamento en el
solar trasero al edificio donde vivían con tres tiendas de campaña que
les han dejado los vecinos. En la más grande guardan algo de comida que
le llevan los vecinos y un colchón roto que encontraron hace dos noches
en un contenedor. En las otras dos, bastante más pequeñas, las abren
sólo para dormir.
El campamento lo completa un coche lleno de mantas, un sillón roto y una pequeña hoguera a base de maderas.
A la hora de dormir se reparten como pueden, aunque en los últimos días dicen que no han pegado ojo.
Los seis niños que según Antonio también vivían con él
cuando le desahuciaron ahora se han mudado con los otros abuelos para
que nadie les acuse de tener a los menores viviendo en la calle.
El campamento de los Torres Ortiz no pasa desapercibido.
Además de la enorme tienda de campaña y la hoguera, desde lejos también
se ven dos pancartas en las que se leen: «Queremos una segunda
oportunidad».
Pamela Torres, una de las hijas de Antonio, explica que
sobreviven gracias, en parte, a la solidaridad de los demás. Los vecinos
les llevan comida y café y han llamado a Cruz Roja para que les provea
de algunos víveres.
Los nueve adultos no tienen otros ingresos que los 426 euros de ayuda social que recibe Pamela.
Pero de aquí también tiene que salir algo para mantener a
sus cuatro hijos. Cuenta que no tiene más remedio que vivir con sus
padres porque tiene una minusvalía del 50%.
Pamela y sus hermanos piden a la Junta que reconsideren
el desahucio porque sus padres están enfermos y no tienen sitio donde
ir. Antonio sufre un problema pulmonar que le ha obligado a visitar el
médico varias veces en los últimos días y Manuela, la madre, ha quedado
incapacitada tras sufrir dos ictus.
En esta segunda oportunidad que piden se comprometen a
firmar un acuerdo de pago escalonado hasta saldar la deuda de 10.000
euros que tienen la consejería de Fomento. «No podemos pagarlo en diez
días como nos dijeron, pero sí poco a poco como hace todo el mundo aquí
en el barrio».
En una nota pública que mandó la delegación del Gobierno
se explicaba que Fomento ejecutó el desahucio tras «el grave y reiterado
incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de
arrendamiento».
Al parecer, según lo explicado por la delegación, Antonio
y su familia acumulaban 286 meses sin pagar y no respondieron a los
«reiterados requerimientos» que le hizo la consejería de Fomento.
De momento, la familia se dedica a recoger firmas de
apoyo entre los vecinos. Pamela Torres también deja claro que ellos no
son una familia conflictiva y pone como ejemplo la comida que les
acercan sus vecinos y la gente que se acerca a interesarse por ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario