martes, 26 de mayo de 2020

La crisis del coronavirus y el fiasco del sistema internacional de las Naciones Unidas




 

Por Idelfonso Gómez


La retirada de los EEUU de la Organización Mundial de Salud no es solo un gesto más en forma de exabrupto del trumpismo en medio de la pandemia, se trata de un síntoma de crisis terminal del papel que juegan las principales potencias imperialistas en el sistema internacional de las Naciones Unidas.

El dato de los datos de la pandemia en el mundo es el hecho evidente de que por encima de las diferencias nacionales sobre el tratamiento sanitario más o menos diferenciado, el elemento que se constituye en el común denominador de todos los países es el hecho de que en todos ellos ha faltado el personal y los recursos sanitarios y de salud pública, y no por casualidad sino por planificación negativa de las políticas de ajuste dictadas desde el FMI y el Banco Mundial, que han aconsejado de forma reiterada el incremento de los gastos militares y parasitarios a costa de la reducción de los gastos sociales y sanitarios en particular, y en particular de la investigación. 

La Organización Mundial de la Salud no es ajena a esta práctica ya que está bajo la tutela de los países que la financian, y de las grandes empresas farmacéuticas, siendo instrumento de esos intereses y planes. El ochenta por ciento del presupuesto de la OMS proviene de aportaciones voluntarias de los principales grupos económicos privados, convertidos en grupos de presión internacional a la búsqueda de ocasión de negocio e inversión especulativa, que quieren decidir en todo momento el destino de su aportación.

Hasta mediados del mes de marzo la OMS no haría declaración formal de pandemia. Y, en esta fecha los países carecen de planes y medidas concretas más allá del confinamiento de la población.

Los organismos internacionales vinculados al sistema de las Naciones Unidas, han casi desaparecido a la hora de la toma de decisiones internacionales de apoyo y solidaridad en el marco de la pandemia, solidaridad sin embargo ha sido ejecutada por países como Cuba, o la misma China, que acudieron, por ejemplo, en apoyo del gobierno italiano, cuando este era abandonado, tanto por la Unión Europea, como por la OTAN, solidaridad médica que ha formado parte de los planes internacionales de estos países.

Trump, que ha tratado de utilizar en su provecho político las declaraciones del director general de la OMS realizadas el pasado enero desde Pekín, relativas a que “según las autoridades chinas no hay pruebas de que exista contagio entre humanos”, tardo tres meses en romper con la misma tesis falaz aún, cuando era evidente que el pronóstico no era cierto. 

Acudiendo, tarde y mal, como los dirigentes de otros muchos países, al confinamiento de toda la población sin realizar la inspección médica necesaria para separar infectados de sanos a fin de impedir la propagación, solo pendientes del colapso hospitalario que en momentos claves ha sido una realidad que ahora se quiere negar, pero abandonando de hecho- a una buena parte de la población a sus suerte, sobre todo a los mayores de 70 años;
confinamiento que no ha contado con las ayudas necesarias para quienes perdían sus únicas rentas, financiando, eso sí, empresas y parados legales, que pese a todo se pueden transformar en poco tiempo en muchos millones de despidos. 

Ahora los grandes grupos empresariales presionan para una reapertura rápida de la actividad económica, y de la propia carrera electoral tendente a revalidar la presidencia de Trump.

En reciente entrevista realizada a experto en la Historia de la Medicina por la Universidad de Yale, a la pregunta de que sí es suficiente la inversión en ciencia que se realiza por las diferentes potencias, este contesta:”El problema es que no utilizamos la ciencia en forma constructiva. Podríamos haber tenido una vacuna contra el coronavirus hace tiempo, pero cuando el SARS desapareció y se comprobó que el MERS no era especialmente contagioso, continuar con su desarrollo ya no merecía la pena. En la industria farmacéutica todo gira en torno al beneficio. 

El mismo problema lo tenemos con los hospitales:
la prevención de las pandemias no da tanto dinero como las grandes cirugías. Por eso nadie se ha tomado en serio la prevención. Y en muchos países, Estados Unidos incluido, millones de personas no tienen acceso a una medicina de primer nivel, lo que ahora está teniendo consecuencias muy serias”Vivimos, por todo ello, en una verdadera encrucijada internacional en todos los terrenos: el sistema político y económico nacido
de la Segunda Guerra Mundial ha llegado a su agotamiento total, y la pandemia del coronavirus ha agravado esta situación de desgo
bierno mundial y falta de liderazgo político,
desatado un nuevo colapso económico en forma de graves crisis económica y social...Nunca mejor dicho aquello de “socialismo o barbarie” de nuestra Rosa Luxemb

No hay comentarios:

Publicar un comentario