jueves, 8 de febrero de 2024

LAS POLÍTICAS LIBERALES DE LA UNIÓN EUROPEA CONDICIONAN NEGATIVAMENTE LA VIDA DE LAS POBLACIONES TRABAJADORAS

 

En estas movilizaciones volvemos a observar a los sectores políticos y sociales más conservadores y reaccionarios intentan aprovechar estas situaciones
para hacerse con el control ideológico del movimiento de lucha agrícola. Desde la derecha mediática se lanzan bulos que tienen un fácil anclaje ideológico en momentos de tensión social. Así, no es de extrañar que algunos aspectos de las políticas medioambientales rechazadas por el campo sirvan para establecer la negatividad del conjunto de aquellas y se condene sin tapujos al ecologismo, del mismo modo, se condena la penetración de productos agrarios y ganaderos procedentes de Marruecos y de terceros países para alzar el nacional chovinismo español hasta límites racistas o xenófobos sin tener en cuenta que aquellas producciones son de grandes empresas españolas que operan en esos países o mentir acerca de la destrucción de presas para eliminar barreras en los ríos y agravar la sequía que dicen está haciendo el gobierno; en definitiva, cuestiones que no pueden parecer fantasmagóricas pero que tienen una incidencia real en la transmisión de mensajes políticos.

 A este interés de la derecha en dirigir los movimientos de rebeldía agraria se une el abandono y la renuncia de sectores obreros y populares y de algunos partidos llamados de izquierda que consideran que no tienen nada que hacer, que ni les va ni les vienen las reclamaciones de este sector. Al contrario, recuerdan las dificultades que ponen algunos propietarios agrícolas para pagar los salarios y cumplir las condiciones laborales de los convenios colectivos en el campo.

Sin embargo, la realidad es que el conjunto de los agricultores, especialmente los productores más pequeños están sufriendo el empobrecimiento, la precariedad y las dificultades económicas que también asfixian a los sectores obreros. Todas estas penurias e injusticias son el resultado de las políticas que aplican las instituciones de la Unión Europea claramente al servicio de los intereses de las burguesías nacionales respectivas. La lucha contra el sistema capitalista requiere la unidad y conjunción de las clases trabajadoras, del proletariado y de los campesinos.

Como estamos comentando las movilizaciones de los agricultores responden a las políticas liberales que se dictan desde Bruselas que los gobiernos nacionales aplican con una fidelidad tal como si estuvieran grabadas en piedra. Estas políticas sirven a los intereses de los capitalistas dueños de las industrias, a los monopolios y corporaciones que controlan las semillas, los abonos, los fertilizantes, las maquinarias, el dinero, y en general las materias que necesitan los agricultores para producir. La UE viene a ser la representante en Europa de los grandes capitalistas y monopolios que saquean y extraen las riquezas y el sudor de campesinos y proletarios.

Muchas de las grandes empresas producen y traen las materias primas a los países europeos procedentes de terceros países en donde los controles fitosanitarios y de otras características son muy inferiores a los que se realizan en los países europeos. Por tanto, la condena a Marruecos u otros países pobres oculta la falsedad de que quien produce allí y se aprovecha de los bajos costes de la producción son grandes compañías españolas, Mercadona y otras.

Los problemas que sufren los agricultores están directamente ligados a los que sufre el conjunto de la población trabajadora. El empobrecimiento generalizado de esta como consecuencia de las subidas de los precios de los alimentos procede de la manipulación de las grandes compañías distribuidoras y de las grandes superficies, que pagan precios ridículos e irrisorios a los agricultores mientras que ellas encarecen los precios hasta obtener obscenos beneficios. De este modo sus ganancias aumentan año tras año, mientras que los campesinos se precarizan, abandonan sus tierras y la clase obrera se empobrece a marchas forzadas.

Los sectores políticos y los medios de comunicación de la derecha instrumentalizan estas situaciones de manera muy provechosa para sus intereses políticos y sociales, culpando a los ecologistas y a terceros países de muchos de los problemas que sufre el campesinado. 

La derecha y la socialdemocracia permanecen en silencio y no denuncian que la Unión Europea está destinando miles de millones de euros a armar al ejercito nazi ucraniano para pelear contra Rusia, y a su vez, colaborando con el ente sionista que masacra a la población palestina. El mundo occidental civilizado y democrático se implica en las matanzas humanas, pero se olvida de las necesidades de sus poblaciones trabajadoras.

Este estado de cosas pone de manifiesto que dentro de los límites del capitalismo las poblaciones trabajadoras tendrán que soportar continuamente problemas económicos de paro y precariedad. Los agricultores no serán dueños de sus producciones para lograr un bienestar ni se alcanzará la soberanía alimentaria para el conjunto de las poblaciones trabajadoras hasta que no seamos capaces de acabar con las estructuras capitalistas, con los límites que impone este sistema al justo desarrollo humano.

Las contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la propiedad privada de los medios de producción seguirán dando lugar a problemas de todo tipo, impidiendo que los seres humanos avancemos a un estado de mayor satisfacción personal y colectiva. Por eso es hora de la unidad y organización para acabar con un sistema criminal que destroza vidas humanas, fuerzas productivas y nos enreda en el círculo del engaño y la mentira. Valga como ejemplo lo que indica Fonsi Loaiza en X, el aceite dde oliva se ha encarecido en un 115 % en los últimos años en España. El fondo buitre BEKA FINANCE se hace de oro con el negocio del aceite. El presidente de honor de este fondo es MIGUEL ARIAS CAÑETE, ministro de agricultura con el PP en tiempos de Aznar

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