viernes, 30 de septiembre de 2022

EL MIEDO ELEMENTO POLÍTICO DEL CAPITAL Y DE SUS ALIADOS

 1.- El miedo y la obediencia como poder del capital

La ambivalencia de sentimientos es un fenómeno que se da en la clase obrera, por un lado, es consciente de que se la explota y más todavía, se la envenena con las condiciones físicas y ambientales que existen en las instalaciones en donde trabaja, pero a su vez tiene que seguir aceptando la explotación porque debe llevar un salario a casa y mantener a una familia; esta realidad contradictoria se presenta en cualquier trabajador y en concreto en trabajadores que en determinadas empresas como ocurre en algunas de Villafranca de los Barros están luchando por la mejora de las condiciones ambientales y las condiciones laborales de la empresa.

La existencia de esta materialidad que se presenta de manera generalizada nos lleva a una situación en la que frecuentemente es necesario explicar por qué el hambriento roba y el explotado se declara en huelga y no es otra pregunta más racional la que se debe hacer, ¿por qué la mayoría de la gente soporta y obedece las leyes? ¿ por qué todos los hambrientos no roban, y los explotados no van a la huelga?.

La aceptación de lo habitual, lo normal y la obediencia no son prácticas naturales de las personas son disciplinas sociales impuestas por quienes tienen las posiciones de poder y dominio para generalizar que el conjunto de las clases trabajadoras y la sociedad en general, acepten el conformismo y la obediencia, a pesar de que van contra el desarrollo individual y colectivo.

Esto nos puede aclarar por qué no se ponen en práctica las acciones comunales obreras necesarias para que en algunas empresas se lleven a cabo las mejoras que eviten tanta contaminación en el ambiente y generen mejoras en las condiciones de trabajo y no sean inadecuadas y perjudiciales para la salud de los obreros.

Así nos puede valer como ejemplo lo que conocemos de la empresa Recuperadora de vidrio de Villafranca de los Barros, donde desde hace tiempo algunos trabajadores con conciencia de clase vienen mostrando la necesidad de instalar mecanismos que contribuyan a purificar el ambiente físico en las instalaciones en donde desarrollan sus tareas cotidianas. Este pequeño grupo de trabajadores conscientes no se ha cansado de intentar concienciar a sus compañeros para que colectivamente tengan la fuerza necesaria para exigir a la empresa que mejore las condiciones ambientales. Hasta la fecha, aunque la mayoría de los compañeros comparten sus ideas, todavía no se atreven a dar el paso que haga frente a las imposiciones burguesas.

Si la humanidad trabajadora se suicida lentamente es porque renuncia a su propia voluntad y acepta la determinación de la voluntad o juicio de una persona, institución o poder con intereses totalmente contrarios a los suyos. El empresario quiere obtener la mayor plusvalía posible pagando lo mínimo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo, mientras que los trabajadores aspiran a disminuir el tiempo de trabajo para disponer más tiempo para el fomento del descanso y dedicación a la familia, para la formación cultural y deportiva, para el ocio, etc.

 

2.- La utilización del miedo por el estado, las empresas y sindicatos para quebrar la voluntad de lucha obrera.

Las ideas generales de los principales estudiosos de los comportamientos humanos consideran que las clases dominantes, en los diferentes modos de producción por los que han atravesado históricamente las formaciones sociales, han gravado con marca de hierro en las mentes humanas conductas que aspiran y buscan la seguridad.

Estas actitudes humanas tienen como eje vital la obediencia al Estado o al empresario de turno ya que mientras obedezco me siento tranquilo, protegido y seguro, aunque me estén enviando al matadero; mi obediencia me lleva a ser políticamente correcto y aceptable ante el poder político y económico que me exigen que no cometa errores ni los defraude porque siempre tengo sobre mí la espada de Damocles que me amenaza con ser castigado penalmente o despedido de la empresa. La obediencia me produce calma, tranquilidad y sosiego, aunque camine hacia un infierno seguro y concreto en más o menos plazo de tiempo.

En este orden de cosas, no sólo el Estado y el empresario roban nuestra voluntad y nos conducen a la obediencia; también contribuyen a ello otros elementos que colaboran en esta misión de pacificación social; conviene señalar el papel que prestan a la dirección de la empresa algunos sindicatos para que la extracción de la plusvalía sea la mayor posible en un ambiente de tranquilidad social. En casos concretos muy conocidos, la penetración inicial del sindicato se consigue con las promesas y ofrecimientos en períodos electorales sindicales con los que se quieren ganar las simpatías de los trabajadores. Posteriormente, los compromisos se incumplen con la justificación de no provocar alteraciones que perjudiquen al empresario y le lleven al despido de trabajadores, y al posible cierre de la empresa.

En esta línea de acción, conocemos como el líder de un sindicato de la zona territorial en donde está enclavada la empresa de referencia, para justificar la política sindical de inmovilidad y de paz social, en reuniones con los trabajadores narra ejemplos de otras instalaciones industriales que se han cerrado a consecuencia de las luchas obreras por la mejora de las condiciones ambientales. Clara invitación a que no deben comenzar ninguna movilización dado el peligro de que el empresario detenga las actividades y vayan todos a la calle. 

El líder sindical utilizó subrepticiamente el miedo dado que es un elemento fundamental que marca nuestra existencia, miedo a la muerte, miedo a la falta de trabajo, miedo a las enfermedades, a la inseguridad, miedo a la marginación, miedo a la pobreza, miedo a perder la vivienda, miedo a la violencia.  El miedo marca nuestras opiniones y en general, toda nuestra vida. Una autentica oleada de miedos se expanden por el cuerpo individual y social. Sin embargo, el miedo desaparece en momentos importantes de la historia de la clase obrera. Estos detalles han sucedido en recientes reuniones con representantes de la empresa, donde algunos trabajadores rompiendo la obediencia debida han mostrado poca confianza y discrepancias con las informaciones recibidas y han hecho constar la necesidad de la mejora de las condiciones ambientales de trabajo ante la presunta sospecha de que las informaciones que reciben lo que pretenden es la de alargar el tiempo para realizar las inversiones necesarias.  

Con todo lo anterior se alimenta la competencia fratricida y la división del movimiento obrero dando a las a que algunos de los trabajadores que se identifican con las ideas del explotador y opresor se opongan a las de sus propios compañeros de trabajo; se facilita que se asuman las ideas y comportamientos de los explotadores retrasando y entorpeciendo los avances en las mejoras de las condiciones laborales. Nuevamente, la división en el mundo del trabajo sale a relucir: suele ser frecuente que si los pocos quieren disfrutar de las cosas buenas los muchos prefieren obedecer.

3.- La imposición de la obediencia

Los dueños de los medios de producción pueden imponer la obediencia por la fuerza, pero también por otros mecanismos para darle más consistencia, por el dinero, la gratitud económica, etc. No obstante, la historia antigua y la más reciente pone de manifiesto la reacción de las clases ricas en momentos en que su posición social queda en peligro; sobre todo cuando la minoría dueña de los medios de producción no pueden mantener la obediencia de los muchos porque se han rebelado. La clase dominante con apoyo de las fuerzas represivas del Estado recurre a la represión salvaje y criminal, sobre todo cuando la propiedad privada de los medios de producción está en peligro y puede ser transformada en propiedad social.

El desarrollo capitalista que se está imponiendo en Extremadura, siguiendo las directrices políticas y económicas de la UE, al servicio de los intereses de las grandes multinacionales, en la que colabora administrativamente la Junta de Extremadura, será a costa de un mayor incremento de la explotación salarial y de los recursos naturales del pueblo extremeño. La mejor prueba práctica se puede observar con lo que está pasando en los diferentes sectores laborales: campo, industria, hostelería, minas, etc. Esta explotación bestial va acompañada de una acumulación y concentración del capital en pocas manos, son pocos los que se enriquecen de forma acelerada.

A la par que las grandes empresas se automatizan, reduciendo el número de empleados, aumentando sus ganancias sin nuevas inversiones modernas que incrementen y faciliten la calidad del trabajo; contratan con salarios bajos y duras condiciones laborales que en muchas ocasiones suelen superar las establecidas por las mismas leyes burguesas; en este mar en el que navega a toda vela el enriquecimiento y la concentración del capital de las oligarquías locales, y nacionales dominantes naufragan los trabajadores arrollados y abocados por este tremendo oleaje. En la clase obrera se multiplican las circunstancias negativas que afectan a la mente y al cuerpo, que niegan la salud y provocan situaciones de angustia, incertidumbre y ansiedad.

Ante esto no queda otra salida que la organización, la participación y la movilización en nuestro ámbito determinado para aportar nuestro granito de arena a la construcción de un poder obrero y popular capaz de enfrentar a la irracionalidad del capital.

 

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