Lo que lleva ocurriendo en el campo, en la región extremeña, durante estos últimos años, es una ofensiva terrible de las patronales agrarias contra las condiciones de vida de los jornaleros y jornaleras. El objetivo de esta acometida es la eliminación de derechos conseguidos durante muchos años de luchas. En la actualidad, las organizaciones patronales tratan de volver hacia tiempos pasados e imponer jornadas con más horas de trabajo y salarios por debajo del salario mínimo interprofesional.
Los sindicatos CCOO y UGT que actúan en representación de la clase obrera agrícola en la negociación de un convenio colectivo que lleva ya varios años aparcado, no les ha quedado más refugio que convocar una huelga durante tres días ante las propuestas de una patronal reaccionaria y caciquil; no haber reaccionado a estas impresentables proposiciones hubiera significado la desaparición completa de estos dos sindicatos en el panorama sindical agrario extremeño.
La convocatoria de huelga se realiza en un momento en que urge la recogida de la fruta ante la rápida maduración que desatan las altas temperaturas y el perjuicio que acarrearía el retraso a los propietarios de las grandes empresas hortofrutícolas. La huelga es el arma que tiene la clase obrera para la defensa de sus intereses, su objetivo es conseguir buenas condiciones laborales. Los propietarios de los medios de producción tienen el poder que les da su posición económica en la empresa como dueños de las condiciones de trabajo y su objetivo es la obtención del beneficio. Es la lucha de clases, motor de la historia de la humanidad.
Los grandes capitalistas también consiguen implicar en reacción ante la huelga a sectores sociales, que en muchos casos concretos son pequeños propietarios que están endeudados, con muchos problemas económicos y próximos a la ruina, que siguen sin rechistar, ni la más mínima duda, las directrices que les marca el capital agrario. Para la conciencia de este grupo social los jornaleros y jornaleras son sus enemigos a batir.
Algunos elementos de esta cofradía populista, disfrazados con trajes de pensamientos e ideas pequeña burguesa, vienen a representar lo más puro y la esencia del fascismo. La naturaleza cultural que les orienta y les gobierna no es otra que la voluntad de resolver los problemas causados por las dinámicas del capitalismo con la eliminación de un plumazo de quienes ellos consideran que crean estos problemas. Por ahora, el interés resolutivo sólo es teórico, en otros momentos de la historia fue práctico repleto de la violencia física,
Las manifestaciones públicas de estos individuos derraman a borbotones ideas que nos parecen que no tienen sentido y son chapuceras, pero nos equivocamos, son mensajes que calan en la conciencia social de amplios grupos de la población envolviéndolos en la más completa oscuridad mental.
Los dueños de la propiedad sentados tranquilamente, disfrutando del aire acondicionado y saboreando una buena copa de wiski, observan como sus perros ladran y organizan el silencio y el miedo que inmoviliza y ata a los contrarios a su clase.
El fascismo es una ideología cuyo núcleo fundamental es el desprecio y el odio a la clase obrera y a quienes política y socialmente la representan. El fascismo gana terreno en la sociedad extremeña. El fascismo es la forma política que utiliza el capitalismo cuando las cosas le van mal, señalando la buena vida que llevan los obreros y lo bien pagados que están.
Los oportunistas que se ponen el traje azul de falsos defensores de los agricultores, de los pequeños propietarios, para criticar voraz y ofensivamente la lucha que las clases trabajadoras realizan para mejorar sus condiciones de vida, dejan a un lado, no sabemos si es que se olvidan o por interés individual y egoísta, dejan a un lado a quienes realmente los están saqueando y disfrutando de su sudor.
Estos elementos teñidos de azul tienen que descubrir que no son los obreros quienes los están hundiendo y los causantes de los males de su vida. Quienes los arruinan son sus propios amos, los dueños de las grandes empresas hortofrutícolas que les compran los productos al precio que el mercado y ellos buenamente establecen; las grandes multinacionales que les venden los inputs que necesitan para sus producciones a precios elevadísimos (maquinaria, semillas, abonos, insecticidas, combustibles, alimentos, etc.) y luego, les compran lo que ellos producen a precios de ganga; quienes les arruinan son las entidades bancarias que les prestan el dinero a unos intereses que apenas pueden cubrir, y para finalizar, la puntilla se la dan los gobiernos con sus normas y sus leyes, como herramientas al servicio de los poderosos que los arruinan.
La historia seguirá adelante y llegará el momento en el que arrollaremos y arrojaremos a la más cochambrosa basura a todos estos que con tanta fuerza vociferan y arremeten contra los obreros y obreras que luchan contra las injusticias que sus amos, señores feudales de otra época, quieren normalizar y reglamentar.
¡¡¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!!!
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