Espacioindependientenº 237, jueves 11de enero, 2018
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La
crisis que vino para quedarse
Sin
medidas contra el capital no se podrán satisfacer las exigencias sociales
En
estos días se reúne en Cortes una Comisión de Investigación, encargada de
informarse y discutir acerca de las causas políticas y económicas que
provocaron el reventón financiero de 2008. Otra cosa son las medidas que
deberían tomar y que no toman para defender los derechos al trabajo y a la vida
de la mayoría.Esa Comisión, por cierto, no cita a declarar a los verdaderos
causantes de la crisis: los banqueros y especuladores, los organismos
internacionales culpables de los planes de ajuste.Un debate, por tanto, que se
está haciendo de espaldas a las decisiones impuestas internacionalmente por los
organismos e institucionesque dictan sus decisiones a los estados y gobiernos.
Tratan el asunto con los ojos cerrados a la realidad, de forma limitada y
reducida, como si de una crisis a la española de tratase, evitando su contexto.
La
Comisión de Investigación está mal planteada y muy limitada, como si de una
crisis local y parcial se tratase. La Comisión “parlamentaria” cita ahora a los
principales protagonistas gubernamentales de aquellos días:exministros y altos
cargos tanto del PSOE como del PP.Estas reuniones coinciden en el tiempo con la
preparación del Foro Económico Mundial, que se celebrará en la estación suiza
de Davos a finales del mes de enero. Allí se reunirá la “flor y nata” del
imperialismo mundial, ya dicho evento de las finanzas y la política
internacional asistirá una delegación española encabezada por Felipe VI. Todo
coincide en señalar que, en Davos, los poderosos del mundo tratarán de imponer
sus condiciones políticas y económicas: superbeneficios especulativos para una
minoría, a costa de la miseria social y de la destrucción de todas las formas
democráticas y soberanas de gobernación de los pueblos.
Los
exministros Rato y Solbes, en sus respectivas comparecencias, han hecho
versiones muy personales de un momento político crítico del que la mayoría
guarda aúnen la memoria el daño causado por las principales medidas, que, de
golpe, cuestionaron, mantuvieron y agravaron la pérdida de todas y cada una de
las conquistas sociales, fruto de muchos años de lucha.
Solbes,
el que fuera nulo vicepresidente de Zapatero, explicó por su parte que el
gobierno al que perteneció se empeñó en negar la evidencia de la crisis y que,
ante las eleccionesde 2010, acordaron mentir como bellacos hablando de supuesto
crecimiento y de superación de la crisis.Llegó a decir: “No me parecía lo mejor ir a unas elecciones con la palabra crisis en un
momento en el que no era tan evidente que fuera así”. Quitándose
responsabilidades políticas y personales de encima, acusó a Zapatero de no
hacer nada con medidas contra los trabajadores; lo cual, además, no es cierto,
afirmando que éste dejó casi todo el peso de las medidas sociales y laborales
en manos de los sindicatos. Habló como si fuese un ministro sin poderes de
ningún tipo, ni capacidad de decidir nada sobre la crisis: “Mis avisos sobre el crédito y la vivienda
cayeron en saco roto ... el sector financiero se me echó encima ... para los
bancos era más importante que la fiesta no terminara”. Son palabras de
ministros cómplices del capital y de los banqueros, que muestran públicamente
su insolvencia política con pleno descaro.
Estas
declaraciones ante la Comisión de Investigación de la crisis financiera que
estalló en 2008 hay que relacionarlas con la continuidad de los planes de
ajuste y miseria, que se suceden año tras años tras los números de los
Presupuestos del Estado.Las medidas que se proponen para superar la crisisla han
convertido en una crisis estanca y sin salida.
La
devaluación continuada de pensiones y salarios es una de las constantes de la
crisis social. Su pago depende de que se cree trabajo de verdad y no puestos de
precarios a precio de esclavo.Paso a paso, la crisis somete todas las
conquistas sociales a su desaparición generalizada. Para pagar las pensiones de
forma artificial, el secretario general del PSOE nos trae a la memoria el
rescate de la banca, que ellos comenzaron a propiciar con la reforma
constitucional en beneficio exclusivo de la banca y la Deuda; la primera fue
pactada una noche con el PP, como despedida de Zapatero. Y retorciendo los
argumentos de ayer, inventa medidas que ni él mismo se cree. Propone que,
mediante un impuesto especial de un monto total de unos 1.400 millones, los
bancos ayuden a cubrir el déficit de las pensiones, que suponen anualmente unos
140.000 millones de los presupuestos. No es ninguna solución, pero con ello
desvela la cobardía ante el capital, al que hay que poner al servicio de la
población con verdaderas medidas políticas democráticas y sociales de
nacionalización y/o expropiación.
Rato,
por su parte, utilizó su comparecencia para realizar un falso ajuste de cuentas
con las políticas oficiales y con sus propios compañeros del PP.Dado que su
situación penal no le permite muchas diplomacias,acusó a su sucesor, el
ministro Guindos,de forzar su salida de la cúpula financiera y bancaria de
Bankia, regalando las cajas de ahorros a la aristocracia financiera. Señaló,
así, el papel títere del Gobierno ante el Banco Europeo y sus exigencias de
ajuste duro.
La
crisis no solo no se ha resuelto, sino que rebrota y reaparece detrás de cada
acontecimiento. Como sucede con la combinación de crisis política y crisis
económica, a partir de la quiebra constitucional del Estado en Cataluña. Una
crisis que no puede sino extenderse y arrastrar, como si de una tormenta se
tratase, todos los residuos no liquidados del pasado.
Las
noticias acerca de la imposición del estado de emergencia en Túnez permiten
entenderque la disposición democrática de la población es incompatible con la
continuidad de los recortes sociales y subidas de precios de los principales
productos de consumo. La miseria social ha estallado de nuevo en Túnez con
grandes protestas y el asalto a los supermercados, donde hay de todo expuesto
pero que las políticas de austeridad impiden que la población pueda satisfacer
sus demandas. Desde el pasado martes, el gobierno ha desplegado fuerzas
militares en las zonas más conflictivas. El conflicto económico y social lo ha
transformado la represión en conflicto político, y las consignas en las calles
van dirigidas tanto contra el paro y la miseria como contra la policía y su
violencia contra la población. Túnez, donde se cumple el séptimo aniversario de
la caída de la dictadura de Ben Alí, es el ejemplo de lo que está sucediendo en
los barrios obreros y populares de la mayor parte de los países del mundo: la
miseria social ahoga a la mayoría de la población en beneficio de una ínfima
minoría de banqueros y especuladores.
La
movilización recomenzó en Túnez para que se acabara con las políticas dictadas
por el FMI, que para pagar la deuda pública y facilitar créditos puente, impone
todo tipo de contrarreformas sociales y económicas.En este caso, se rechazan
directamente decisiones de un gobierno de coalición formado por liberales e
islamistas sometidos al dictado de la banca internacional.
Sin
medidas políticas, nacionales e internacionales, contra las imposiciones y la
misma propiedad privada del capital especulativo,no es posible superar la
crisis política y económica de dominación. Las decisiones políticas de
nacionalización de los bancos y de expropiación de los grandes capitales deben
combinarse con los aumentos generales de salarios y pensiones.
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