En
 muchas ocasiones se nos ha dicho que la crisis que sufrimos es el 
resultado de vivir por encima de nuestras posibilidades. A este 
planteamiento responden algunos economistas españoles y mundiales que 
están fuera de la ortodoxia convencional, como lo hace Vicenc Navarro, 
que afirma dos cosas importantes tomando como base los datos 
estadísticos proporcionados, entre otros, por los presupuestos de 
aquellos años, el Banco de España y Eurostat. En primer lugar, era de 
conocimiento general en base a los datos estadísticos que cuando arranca
 la crisis el Estado Español tenía un superavit en
 sus cuentas, es decir, ingresaba más que gastaba, y en segundo lugar, 
que los salarios en nuestro país eran más bajos que la media de los 
salarios en la UE-15; es decir, en los países de Europa de similar nivel
 de riqueza al nuestro. 
Así expresa que  ”cuando
 la crisis se inició en España, el Estado estaba en superávit (siendo 
España el “modelo de comportamiento fiscal” el estudiante avanzado y 
predilecto del establishment europeo neoliberal). Otro argumento que se 
utiliza para explicar la recesión es la supuesta “exuberancia salarial”,
 desconociendo y/o ocultando los datos que muestran que los salarios 
horarios están entre los más bajos de la UE-15, y ello a pesar de que el
 crecimiento de la productividad en los últimos diez años ha sido 
comparable al crecimiento de la productividad alemana”
El
 mensaje se nos transmite a todos los españoles con una amplitud y una 
reproducción sin precedentes desde los diferentes medios de 
comunicación, y por personajes del mundo de la política, empresarial, de
 la cultura, del deporte,etc. 
A este respecto V.N. comenta que “La
 intensidad del mensaje tiene como objeto convencer a la ciudadanía que 
no hay otras alternativas a las que se están imponiendo: bajar salarios y recortar la protección social.
 Como parte de esta estrategia, se está también ocultando la causa real 
de las crisis actuales, que son tres, la crisis económica, la crisis 
financiera y la crisis democrática, crisis que tienen un elemento en 
común, el enorme poder que el capital financiero y el mundo de las 
grandes empresas tienen sobre el Estado español y sobre las 
instituciones europeas que dominan la vida económica, mediática y 
política de la Unión Europea (el Consejo Europeo, la Comisión Europea y 
el Banco Central Europeo). En realidad, la
 causa real de las tres crisis es el enorme descenso de las rentas del 
trabajo que ha estado ocurriendo en toda la Unión Europea (y, muy en 
particular, en España), causa del enorme endeudamiento de las 
poblaciones. El
 crecimiento desbordado del capital financiero está basado en el 
empobrecimiento de las familias que han tenido que endeudarse más y más 
para poder mantener su demanda, demanda que ha ido disminuyendo como 
resultado también de la enorme crisis del crédito, consecuencia del 
colapso de la banca. Ha sido este descenso de la demanda, consecuencia 
del descenso de las rentas del trabajo, la mayor causa de la crisis 
económica y de la recesión”
En
 los años 80 y 90 se produce un enorme crecimiento de los beneficios 
capitalistas como consecuencia de las medidas económicas y políticas que
 los Estados toman para salir del estancamiento productivo producido por
 la crisis del petróleo, la paralización tecnológica y para vencer a la 
importante fuerza sindical que en los países de Europa están imponiendo 
unas relaciones de clases que llevan a una mayor participación de los 
salarios en la renta nacional.El resultado de aquellas dinámicas 
políticas impuestas por la clase política producen un incremento de las 
rentas del capital frente a las rentas salariales que permiten una 
acumulación capitalista sin precedentes que busca los máximos 
rendimientos en la actividad financiera de carácter especulativa, 
abandonando la financiación de las actividades dedicadas a la producción
 de bienes y servicios que rinden tasas de ganancias mucho menores.
El profesor Navarro continua  “Pero
 fue el crecimiento de las rentas del capital y su concentración lo que 
creó las bases para la crisis financiera. La falta de rentabilidad de la
 economía productiva (causada por el descenso de la demanda) explica la 
enorme inversión especulativa que disparó el tamaño del sector 
financiero (previamente desregulado) y su colapso final, salvado por una
 intervención pública que, mostrando el enorme poder que la banca tiene,
 se hizo con el único objetivo de garantizar su pervivencia y 
rentabilidad, sin ningún cambio o requisito de cambio en su 
comportamiento especulativo como condición de esta ayuda pública”.
La
 disposición del gasto público al servicio de la Banca, la intervención 
del Estado para salvar a la Banca, se hizo y se está haciendo de manera 
gratuita para ella, sin compensaciones de ningún tipo; no hay 
compensaciones para los ciudadanos y ciudadanas, todo lo contrario, el 
dinero destinado a salvar a la banca y a los banqueros lo pagamos 
sobradamente los trabajadores, los pensionistas y los diferentes 
sectores sociales más humildes. Los pobres pagan las extravagancias y el
 buen vivir de los ricos. En definitiva, lo que se está demostrando es 
cómo los poderes financieros instrumentalizan al Estado y lo ponen a su 
servicio; mientras tanto los partidos políticos siguen sus dictados y 
todo ello, poco a poco, conduce a una pérdida de legitimidad de la 
democracia, a una pérdida de legitimidad de los partidos políticos y de 
los sistemas democráticos. En resumen, son claras y contundentes las 
afirmaciones de V.N .“La
 banca es el centro del poder financiero y económico y su peso en los 
medios de información y en la vida política del país es enorme, mermando
 espectacularmente la calidad de nuestra democracia” .
V.N., al igual que un buen número de economistas y políticos consideran que
 “La salud de la economía española y la calidad y bienestar de la 
población requieren un sistema financiero distinto al actual y al 
servicio de la ciudadanía, en lugar de la situación actual, basada en el
 beneficio y la especulación. Ello requerirá, una intervención pública, 
incluyendo el establecimiento de bancas públicas que, como ha ocurrido 
en nuestro país en el pasado, y así ocurre en otros países, puedan 
ofrecer mayores garantías a los ciudadanos y medianas y pequeñas 
empresas, erradicando la especulación en el sistema existente hoy” 
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